Rocío, nombre de origen galaico-portugués
En el Siglo de Oro se produjo el renombramiento de Rocinas a Rocío, convirtiéndose este bello nombre en el nuevo título devocional de la Virgen
Rossío, un popular nombre que denomina en Portugal infinidad de espacios urbanos, parajes y establecimientos de toda índole
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Santa María de las Rocinas, denominación que hacía honor a las muchas yeguas que allí se criaban, comenzó a ser designada en los libros contables del Subsidio apostólico de la Mesa capitular de la catedral de Sevilla, los últimos años del siglo XVI, como ... «hermita de Nra Sª de las rrocias». Apuntada así en el diario contadero del bienio 1597-1599. Cuesta trabajo descifrar bien la lectura de un vocablo escrito en el latín vulgar eclesiástico del momento, que en los mismos asientos recaudatorios de las décadas iniciales del XVII parece figurar plasmado como «rroças», aunque otros muchos años también se especificó en «rocias», nombre que evolucionó hasta concretarse en el de rocío durante la segunda mitad del Seiscientos, que es como hoy lo conocemos. Ya sugirió Leite de Vasconcelos que el término de roça (acción de rasurar el boscaje de un terreno) es muy posible que hubiese proyectado cierta interferencia sobre la construcción del significado del término latino «residuum» (terreno sobrante), que es el sentido que distintos estudiosos le dieron al origen etimológico del topónimo rossío. Un nombre históricamente empleado en Portugal y muchas zonas de Galicia para designar a un espacio territorial abierto y desbrozado, de titularidad municipal, ubicado a las afueras de las poblaciones, en los que se celebraran concentraciones ganaderas, mercados feriales, carreras de caballos y juegos de toros.
Aquel fue, precisamente, el primer uso de la célebre Plaza del Rossío de Lisboa, al presente despojada de su originario emplazamiento periférico debido al crecimiento de la capital portuguesa, e inserta ya dentro de su gran entramado urbano, aunque en la actualidad, sin rastro de su utilidad ganadera.
Topónimo Rossío
El eminente hispanista francés Robert Ricard puso de manifiesto en un interesantísimo estudio sobre toponimia urbana portuguesa, realizado en 1954, que la funcionalidad de aquellos antiguos rossíos portugueses se asemejaba bastante al concepto español de los prados, ejidos o dehesas municipales, apoyándose para ello en la ejemplificación de algunos rossíos sobrevivientes de nuestro país, en ciertas zonas de Galicia y Salamanca. Pueden servirnos también los paradigmas de los prados municipales de Madrid o Sevilla, ahora integrados ya en los núcleos poblacionales de sus respectivas ciudades, para comprender la evolución de aquellos espacios agrestes situados en las periferias de los pueblos, a los que en toda Portugal se conoció con el nombre de rossío. Los casos españoles de Galicia, Salamanca o el de Salinas del Rossío del monasterio de las Huelgas de Burgos, consideró el lingüista y romanista alemán Gerhard Rohlfs que mantenían una relación inmediata con los rossíos portugueses, pues, en su opinión, contenían un mismo origen y significado. Basándonos necesariamente en las conclusiones del francés Robert Ricard, Gerhard Rohlfs y otros prestigiosos filólogos portugueses, como José Pedro Machado, hemos elaborado un trabajo de investigación junto al historiador almonteño y Presidente de la Matriz, Santiago Padilla, que ha visto la luz en la revista «Exvoto» número 13 (2024), editada por la propia hermandad del Rocío de Almonte, en el que hemos sugerido la notable influencia portuguesa en la sustitución del topónimo Rocinas por el de Rocío.

Almonte portugués
Mantuvo entretejida con Portugal una histórica interrelación de frontera eminentemente logística y comercial, cuya huella indeleble está representada en su propio escudo municipal. En él figuran las cinco quinas o escudetos que todavía mantiene el actual blasón luso. Portugal y Almonte formaron parte de un mismo territorio cuando, bajo la dominación musulmana, todas estas tierras integraron el histórico reino de Niebla, junto al Algarve. Un antiguo camino real hacia Portugal pasaba por Almonte, y constituía una gran ruta comercial, porque interconectaba a los pueblos rayanos con los lugares transfronterizos de la costa suroeste de Huelva. A través del antiguo bosque de las Rocinas (Doñana), los portugueses encontraron en el transcurso del siglo XV un importante atajo para alcanzar la desembocadura del Guadalquivir, sirviéndose también del «Caño y Madre de las Rocinas» para llegar hasta Sanlúcar de Barrameda y demás desembarcaderos de la bahía gaditana, con anterioridad al Descubrimiento de América. En El Puerto de Santa María progresó una importante colonia de pescadores y comerciantes portugueses, como base de aprovisionamiento alimenticio y reclutamiento de hombres para abastecer a las numerosas colonias portuguesas establecidas en el noroeste de Marruecos.

Reflejo de la cultura de frontera existente en toda esta zona costera, la palabra rossío llegó a alcanzar en esta localidad de la provincia de Huelva un significado muy similar al sentido que tuvo en Portugal, aunque en nuestro caso no está documentado su uso durante la Edad Media. Fue, exactamente, en el periodo histórico del Barroco cuando parece ser que se produjo la retoponimización. Después de hacerse el Ayuntamiento de Almonte con la propiedad del conjunto de terrenos que rodeaban a la antigua ermita de las Rocinas en el último tercio del siglo XVI (un perímetro que se correspondería aproximadamente con la actual aldea del Rocío), surgió la necesidad de desmarcarlos nominalmente del amplísimo bosque de las Rocinas, propiedad de la casa ducal de Medina Sidonia, titular del señorío de la villa de Almonte. Al desgajarse, el nuevo espacio pasó paulatinamente a ser conocido con el nombre de Rocío, diferenciándose así del Coto de Doñana, definiendo ahora con mayor precisión la principal razón de ser del terreno aledaño al primitivo ermitorio y «Caño y Madre de las Rocinas». Tras el renombramiento, la ermita de las Rocinas adoptó con el tiempo el de Rossío, convirtiéndose este bellísimo vocablo en el nuevo hagiónimo de la Santísima Virgen del Rocío.
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