Las filiales regresan a Sevilla tras un Rocío multitudinario

La primera en llegar, el Cerro, que sesteó en la Feria. Pasadas las seis y media de la tarde cruzó el Guadalquivir por el puente de las Delicias, adentrarse en el parque de María Luisa, cruzar el Porvenir, el Tiro de Línea y regresar a uno de los barrios más populares de Sevilla.

Mientras tanto, por el mismo itinerario se adentraba Sevilla Sur, hermandad que continúa incrementando año a año sus peregrinos. En la avenida de Moliní, parada para colocar el remate de la carreta, los frontiles de gala, sacar las insignias e hidratar a los bueyes tras un día duro. El simpecado entre plegarias se adentró en el parque, la frontera del barrio, porque el Tiro de Línea vuelve a tener a uno de sus puntales de nuevo en casa, pero antes rindió honores al Cautivo y a la Virgen de las Mercedes, hasta ir por los hogares del barrio, engalanados, con enormes petaladas. Así vive la fe el Tiro de Línea.

La Macarena alcanzó la basílica del Cachorro casi a la par que Triana, una hermandad que recorrió el casco antiguo, con visita a San Gregorio, San Antonio Abad, alcanzó la plaza de la Campana, Amor de Dios, Correduría, Feria hasta llegar a la basílica de la Macarena, ese momento en donde los peregrinos visitan a la Virgen de la Esperanza, dando gracias porque haya salido todo a la perfección. A medianoche hizo su entrada en San Gil.

Sevilla, qué año para Sevilla que, por primera vez, recibió a la Virgen del Rocío en su casa de hermandad en este 2025 donde cumple su camino número 75. Caía la tarde por el puente de San Telmo, la carreta tenía un bello contraluz a la caída de la tarde, oro para un simpecado único. De ahí, otra bella estampa, ver al simpecado de Sevilla junto al misterio de las Aguas, instalado todavía por el 275 aniversario fundacional. De ahí buscó su casa, pasando por la Catedral y la plaza de San Francisco, donde se ultiman los detalles para la procesión del Corpus. Los contrastes de una ciudad que nunca descansa. Así finaliza un camino que continuará en octubre por Sevilla; peregrinará al Rocío desde Villamanrique con su carreta de plata.

El cierre del día lo puso Triana, un barrio atestado de personas, nardos, con sus mantas y mantones en los balcones, cada uno haciendo su particular fiesta, de esa carreta que cuando alcanza la calle Castilla es un reflejo de que este barrio, a pesar de la modernización y el turismo, no pierde su esencia, su identidad, un barrio que sabe vivir la fe como nadie. Emotividad en el pórtico de Triana con la visita al Cachorro, emoción en la O, alegría en la Estrella y agradecimiento a los peregrinos que han ido con la hermandad en la puerta de San Jacinto, donde todas las carretas se despiden ante el simpecado y continúan avanzando por San Jacinto y ser llevadas al recinto ferial para ser desmontadas.