Antonio Banderas cumple con la Virgen de Lágrimas y Favores en Málaga

Sobre las 10.45 el hermano mayor de Fusionadas, Eduardo Rosell, anunciaba que la cofradía salía a la calle, que pese a que la lluvia era una posibilidad, estaba todo previsto para hacer la estación de penitencia y los lugares de refugio dispuestos para cualquier imprevisto. Se desató la alegría, gritos y gracias. Sonó el himno de Lágrimas y Favores y todos entonaron: «Málaga te quiere. Queda suspirando por mirar tus ojos, que son las perlas de mi pasión». Como uno más Antonio Banderas cantó a su Virgen , a la que tiene presente allá por donde va, y se fundió en hermandad.

Una devoción que viene de niño, cuando en los alrededores de San Juan un pequeño Antonio jugaba. Nació en la calle Sebastián Suvirón y su madre siempre ha sido feligresa de la iglesia de San Juan. Es el barrio donde nació y creció. Fusionadas alberga sus más profundas devociones familiares. Durante 10 años no pudo venir a Málaga para sacar a su «Señora», pero la llama se mantuvo viva . En gran parte gracias a que su hermano siempre le enviaba fotos y recuerdos de los Sagrados Titulares junto a los compartía ratos de juego y sueños, que por aquellos tiempos comenzaban a cumplirse.

«Cuando tuvo caché para incluir una cláusula que le librara de compromisos para Semana Santa volvió para salir», comentaba Eduardo Rosell, quien guarda gran cariño a Banderas y con quien comparte hermandad desde hace años. Según las cuentas del hermano mayor ya van para quince años ininterrumpidos sacando a la Virgen de Lágrimas y Favores. Una imagen que en un principio salía sólo por el barrio y en el Rosario de la Aurora del Domingo de Ramos. Banderas es un «fusionado» más , desde la cuna. De hecho, en la cofradía todavía se recuerda cuando, sin ser conocido y siendo un chaval, organizaba rifas para poder comprar los Sayones que salen en el trono de La Exaltación el Miércoles Santo , sección con la que se involucró en el comienzo.

Estuvo acompañado por su barrio, sus hermanos, su gente y Nicole Kimpel , quien paseó por San Juan y disfrutó de la procesión. Pudo ver, entre otras cosas, como Banderas cedía el primer toque de campana a un nuevo miembro del Submarino de Lágrimas y Favores, que emocionado se fundió en un abrazo con el actor y el resto de mayordomos. También asistió al momento en el que el intérprete compartió el segundo toque de campana con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. «Vamos Paco», le dijo con complicidad antes de que sonara el martillo contra el metal.

Al final, la Virgen salió de San Juan bajo la Marcha Real, con Banderas cubriendo su rostro a los pies del trono, con el martillo en la mano, midiendo las distancias, dando órdenes y guiando el tintineo del palio. Unos momentos en los que la capucha verde le otorga el anonimato necesario para poder disfrutar de la Señora de Lágrimas y Favores en la intimidad.