Rafael de la Fuente: «En cuanto a la formación, parece que no hay vida inteligente dentro de la Junta»

-Mi etapa en Los Monteros, desde el 71 al 83, engloba la mejor época de Marbella. Era el hotel con mejor ocupación de España y el primero en lograr por su restaurante una estrella Michelín. En el equipo estaba Gregorio Camarero, que organizó algo revolucionario, como las jornadas de la cocina regional, porque era una pena que a los turistas sólo se les ofrecía «cocina inernacional» y eso le entristecía. Ese fue uno de los momentos importantes de la cocina española.- Habla de los años del boom turístico. ¿Se está volviendo a recuperar aquel esplendor?

-El reloj no para y la vida evoluciona, pero creo que estamos es una magnífica dirección y con claros indicios de que se está recuperando esa escepcionalidad de calidad turística que representó Marbella en los años de la época de platino, desde principios de los 60 hasta finales de los 80. Después vino una etapa terrible, en la que todos los restaurantes que tenían estrellas Michelín, por los motivos que fueran, las perdieron.- Llegó a ser concejal de Marbella (de 2003 a 2005) y un feroz crítico contra el gilismo ¿Hemos aprendido esa lección?

-Espero que sí, pero todavía no nos han puesto a prueba y puede que pronto se nos ponga a prueba, porque de nuevo hay una demanda importante en sectores relacionados con la actividad inmobiliaria que bien llevado y encauzado es lo mejor que podría ocurrir. - ¿A qué se refiere cuándo dice que no nos han puesto a prueba?

-Si ciertos círculos ven la oportunidad de una nueva burbuja inmobiliaria en Marbella, una vez más esto podría ser un excelente negocio para un reducido número de personas, no para el turismo ni para la mayoría de la ciudad. Algo parecido a lo que ocurrió en un pasado sería un auténtico desastre.- ¿Volverá a recuperarse el prestigio o ya nos han adelantado otras zonas?

-La Marbella de entonces competía en un mercado mucho más pequeño y grandes destinos de hoy ni siquiera estaban en el mapa. Marbella ya se está recuperando y está en la buena dirección; lo único que tenemos que hacer es no cometer errores. Puede entrar en una segunda edad de platino porque lo que la hizo grande; su paisaje, su clima, su gente, siguen estando aquí. Los nuevos destinos empiezan a parecerse mucho entre ellos y Marbella sigue teniendo un sabor especial. El trabajar bien en esa «otraidad» positiva nuestra va a ser estremadamente rentable.- Dirigió durante 12 años La Cónsula, una escuela que está viviendo una etapa difícil ¿Cómo lo ve ahora desde la distancia?

-Todavía no puedo creer lo que está pasando. Para mí había un misterio terrible que la Junta de Andalucía tuviera ese desamor por algo de lo que puede estar orgullosísima, por lo que España ha sido admirada fuera. No hay ni una sola institución en Europa ni en países tan fuertes en gastronomía como Francia o Italia donde se hayan creado escuelas de titularidad pública, a las que se entra por méritos y donde a los pocos años de graduarse, el alumno va a un restaurante y le llega una y otra estrella Michelín. No hay precedentes en la historia, pues las Michelín son fruto de largas carreras, de muchos años y es muy difícil conseguirlas.- Decía que no entendía ese desamor.

-Al año de empezar las escuelas ya quisieron cerrarlas cuando estaba de consejero Ramón Marrero, porque no creía en eso, decía que no podían funcionar.  Cuando las escuelas se hundían hace un par de años, que no cobraban los trabajadores ni los proveedores, la calidad no se resintió gracias a los magníficos profesores.- ¿Se ha acabado ya el esplendor?

-Hay otros problemas de más calado. En los 14 consorcios de Andalucía hay problemas similares, de falta de recursos. El cambio de la consejería de Empleo a la de Educación está creando traumatismos extremos, porque el secreto de La Cónsula y la Fonda era su fuerte mentalidad empresarial, con un restaurante que financiaba parte de la escuela. Éramos empresarios desde el primer momento y eso en ciertos círculos de Sevilla no se entendía. En La Cónsula siempre faltó dinero y se mantuvo gracias al restaurante.- ¿Cree que terminarán cerrando estas escuelas? -Eso para mí es un misterio. Cuando se destapan los problemas y las presuntas irregularidades unidas a un uso indebido de fondos para la formación, en Europa cunde el pánico. Hay momentos en que la forma de actuar de la Junta no sólo refleja una absoluta desorientación, incluso moral, sino que parece que en esos ámbitos ya no hay vida inteligente. Porque a ninguna escuela nadie les pueden decir que se han llevado el dinero o han hecho cursos que no existen, mientras el dinero circulaban hacia las estructuras de los chiringuitos de formación, empresas privadas que eran incapaces de igualar los éxitos de La Cónsula. Luego reclaman devolver el dinero pero el primero con el que utilizaron ese lenguaje fue con La Cónsula y eso es perverso. El daño que se ha hecho ya es tan terrible, porque para los contribuyentes europeos el dinero de la educación que se confiaba a unas instituciones públicas era sagrado.- ¿Se le han quejado en Europa?

-Totalmente. En el Consejo de Europa. con el que sigo vinculado, creen que hay algo obsceno en ese desvío de dinero. Y sobre todo para Andalucía.