AGRICULTURA
Los regantes aseguran que el campo andaluz «se va a la quiebra» con los desembalses previstos
Eduardo Díaz, vicepresidente de las comunidades de regantes, asegura que «no se puede reducir el agua para riego y aumentar las zonas previstas»
La asociación de regantes CREA pide medidas urgentes a las administraciones y cogobernanza en las decisiones sobre el agua
Daniel Illana
JAÉN
«Puede que la gravedad sea coyuntural, pero las anomalías climáticas se han vuelto estructurales y nadie parece querer darse cuenta ni darle una solución». Eduardo Díaz, presidente de la Comunidad de Regantes Santa María Magdalena, que regula el agua para ... seis mil hectáreas en tres municipios de Jaén, junto al curso alto del Guadalquivir a su paso por Mengíbar, es también el nuevo vicepresidente de la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (CREA) y, como buen hombre de campo, expresa el asunto con extraordinaria precisión.
Por eso, cuando habla de que «se han confirmado expectativas catastróficas» no se trata de un lamento de los que se le achacan habitualmente a las organizaciones agrarias, es una petición de socorro para el campo andaluz, que se seca de manera alarmante. «Acabamos de aprobar un plan hidrológico de cuenca y no tiene ni una sola medida de calado, en mitad de una sequía que ha venido para quedarse», sostiene Díaz.
El relato es pavoroso: «Ya no se pueden sembrar arroz o algodón, ni casi tomates en el bajo Guadalquivir. El cereal en Jaén o Granada no se ha regado y los leñosos están en el alambre: el olivo viene de una cosecha con una reducción del 70% que puede ser mucho peor la que viene, y a los almendros ya hay agricultores que le están arrancando fruto sin madurar porque temen que se seque el árbol. La situación es de ruina técnica para todos». Y lo que ofrece la Confederación es un tercio del año pasado: «pasamos de 900 hectómetros cúbicos a 385. Con esa cantidad es imposible cubrir la demanda existente», sostiene.
Sobre todo cuando, además, las zonas de riego siguen en aumento. Andalucía es la segunda comunidad autónoma que más ha crecido en hectáreas de regadío en lo que va de siglo. Y lo que supone un avance para la diversificación agraria, sin embargo, no se ha visto acompañado de una dotación equivalente de agua, por lo que en este 2023 haya mucho menos para repartir entre más.
Igual que lo relata a ABC, Díaz también se lo expuso a los parlamentarios autonómicos esta misma semana. Una de las cuestiones que, asegura, más les afecta es que «la política hídrica y la agraria no van de la mano, una depende del Gobierno central y otra del autonómico y no hay esfuerzos para que estén en sintonía». Esa es una de sus primeras peticiones, pero otras van desde el aumento de recursos con la construcción de balsas o desaladoras, hasta un aprovechamiento más eficiente de los que ya hay, para lo que piden la implantación del canon volumétrico «y que cada agricultor tenga que hacerse responsable del uso que hace».
Fondos europeos
Otra de sus peticiones es que se les tenga en cuenta en la toma de decisiones. «Pedimos cogobernanza», subraya Díaz. Especialmente con la gestión de los fondos europeos, que califica de «oportunidad histórica». «La población mundial no para de crecer y se necesitan más alimentos. Y cuando hay voluntad de hacer las cosas se hacen, los chinos hicieron un hospital en una semana para la pandemia, ¿por qué no podemos hacer nosotros obras hidráulicas con urgencia?», pregunta.
Entre esas obras Díaz destaca la presa de la Cerrada de La Puerta de Segura para su provincia, Jaén, que considera «básica». «Eran 270 hectómetros cúbicos para regadío que en el anterior Plan de Cuenca se contaban para iniciarse en este periodo. Ahora hemos pasado del inicio de las obras al estudio de viabilidad. 35 millones menos de inversión y una solución menos al problema», resume. Por eso pide que el proyecto se retome «por la vía de emergencia».
«La situación es crítica para todos, pero los regantes de Jaén vemos pasar el agua por delante nuestra sin poder aprovecharla. El concepto de unidad de cuenca que tiene la Confederación es ponernos a todos el mismo canon, pero a un regante de Jaén le corresponden 400 metros cúbicos por hectárea y a uno de Sevilla o Huelva, 700», sostiene Díaz, que recuerda »el enorme problema de despoblación que sufre Jaén y que puede ser dramático si no se puede contar con el campo«. «Aquí no tenemos industria, en los pueblos se vive del olivar. Si lo perdemos, ¿qué nos queda? Ruina», se lamenta, al tiempo que recuerda el «desastre ecológico» que supondría el abandono de los cultivos leñosos en el interior andaluz.
«En Almería no llueve y no les falta el agua para regar. Igual Confederación podría preguntar qué se hace allí», sostiene el representante de los regantes, que asegura que no pueden «estar completamente supeditados al medio ambiente«. «Hacer una balsa para recoger agua de escorrentías tiene una tramitación medioambiental larguísima y compleja, mucha gente se acaba aburriendo. En nuestra comunidad de regates hemos hecho una planta fotovoltaica para dar energía a los pozos y la burocracia ha sido tediosa. Todo se hace siempre sin pensar en nosotros», resume Díaz, que da voz a los que cada día traen alimentos hasta nuestra mesa.
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