Porque el castillo de La Calahorra, pequeña población de la comarca de Guadix, que apenas llega a los mil habitantes, será Pentos, una de las ciudades libres a lo largo de Poniente en el serial británico, que mezcla acción, aventura, romance, fantasía, drama... Que lo tiene todo para enganchar a multidues, en definitiva.
El castillo de La Calahorra es un lugar de ensueño, así que encaja en la serie como anillo al dedo. Se construyó a principios del siglo XVI en tiempo récord, entre 1509 y 1512, y tiene como particularidad que es una de las primeras fortalezas que no fueron diseñadas con fines defensivos.
Su función fue desde el principio más decorativa, se trataba de hacer allí un palacio a imagen y semejanza de los que su principal impulsor, Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, vio en la Italia renacentista. La idea era controlar desde allí las tierras del Marquesado del Zenete, un mayorazgo que fundó su padre, el cardenal Pedro González de Mendoza. Para quien esté pensando en eso: Díaz de Vivar fue un hijo ilegítimo.
Pero al margen de esos detalles, el caso es que el estilo renacentista no sólo influyó en su aspecto externo sino también en la decoración interior. Fue un castillo elegante y regentado por personas favorables a la ilustración, el humanismo y la cultura. De hecho, destacaba su biblioteca, con 632 volúmenes (por aquel entonces eso era mucho) de textos grecolatinos, tratados filosóficos o de arquitectura y literatura de entonces, sobre todo italiana.
Una historia azarosa
Después de todo sí que tuvo un uso militar. Fue a finales del siglo XVI, en lo que se conoció como la Guerra de los Moriscos. Un grupo de cristianos viejos, que así se hacían llamar, se refugió allí durante los tres años que duró la contienda.
Después llegó el silencio. El castillo dejó de interesar a sus propietarios y quedó abandonado. Durante tres siglos apenas hubo actividad entre sus muros, muebles y enseres valiosísimos fueron expoliados y a principios del siglo XX, un estadounidense quiso comprarlo y trasladarlo a su país piedra por piedra, que es algo que parece que sólo pasa en las películas.
No ocurrió. Pasó a formar parte del patrimonio del Ducado del Infantado. Su actual propietario es Íñigo de Arteaga y Martín y el hecho de que esté en manos privadas impide que se pueda ver salvo los miércoles, aunque en ocasiones también es posible concertar visitas en grupo los fines de semana.
La Junta de Andalucía ha mantenido en las últimas décadas conversaciones con los dueños con la idea de que el castillo, Bien de Interés Cultural desde 1922, sea más accesible. Incluso se ha abordado la posiblidad de que la institución autonómica lo adquiera, pero es algo que aún no ha fructificado.
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