GUERRA RUSIA-UCRANIA
De la sierra a casas de acogida: así es la nueva vida de 44 niños refugiados ucranianos en Granada
La explosión del conflicto bélico trajo a medio centenar de integrantes de la Federación de esquí del país del este a Sierra Nevada. Ahora, organizan sus vidas todavía sin certidumbre alguna sobre su futuro
Aldeas Infantiles en Granada
El 24 de febrero de 2022 dio un vuelco a la vida de millones de personas en Ucrania. El inicio de la invasión de Rusia a Ucrania dejó en suspenso cualquier aspiración o proyecto de vida para todas ellas. Mientras tanto, la ayuda ... humanitaria y las muestras de solidaridad en toda Europa se contaron por miles. Una de ellas, en Granada , quizás por lo particular del caso, resaltó entre todas.
Cada historia es un mundo. En mitad de la frontera entre Polonia, Eslovaquia, Hungría y Ucrania, cerca de medio centenar de personas, la mayoría de ellos niños, pudo escapar de la barbarie, como a menudo sucede en una guerra, por estar en el sitio y el lugar indicados.
Todos ellos son parte de la Federación de Esquí ucraniana y, en tiempo récord, la Junta, Cetursa y la Federación Andaluza de Deportes de Invierno planificaron su llegada a Sierra Nevada en un viaje complejo, llegando a un territorio que jamás ninguno de ellos había pisado antes.
Javier González Vigil, director territorial de Aldeas Infantiles
Ahora, pasada la temporada de invierno, se hospedan hasta nuevo aviso en los apartamentos de Aldeas Infantiles de la capital granadina. Siempre con un ojo mirando al televisor, según cuentan los encargados de la ONG, aunque felizmente aparte de los bombardeos y la incertidumbre de la zona de guerra.
«Todos son deportistas, de más o menos élite , pero todos estuvieron en fase de entrenamiento estos meses. Lo que sucede es que cuando se acaba la temporada, los niños se quedaron sin poder seguir en el albergue» cuenta Javier González Vigil, director territorial de la organización no gubernamental en Andalucía.
El proceso, en apenas cinco días, hizo tener que buscar donde fuera la forma de acondicionar nuevos alojamientos para las familias y los chavales. «Cambio de colchones, de sábanas, microondas, lavavajillas, lavadoras…imagínate» señala.
Ayuda profesional
Ivana, una de las profesionales encargadas de la adaptación de los niños refugiados
Entre quienes les esperaban en el complejo de apartamentos de Aldeas Infantiles había de todo. Un equipo multidisciplinar de psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos …cada uno de ellos profesionales en general en el tratamiento de la infancia. Destacaba entre todas Ivana.
Ucraniana de origen, y afincada en Cuenca no dudó en acudir en cuanto la llamaron para echar una mano. « La respuesta fue increíble, cualquier persona se lo hubiera pensado dos veces y ella no dudó » explica el director de Aldeas Infantiles.
La historia de Ivana es especialmente llamativa. Apenas saltó el conflicto bélico, se fue a buscar, allí en la frontera, a su hermana y sus sobrinos, quienes también se encuentran ya España. «Es difícil no hablar de esto y que te salten las lágrimas. Sigue siendo mi país, aunque lleve 24 años fuera. Yo soy ucraniana» resalta esta.
Ivana junto a algunos de los niños refugiados en Granada
Cuando uno camina por los patios del edificio la imagen es contradictoria. Se podría pensar que estamos en la hora del recreo de cualquier colegio. Niños de 12 a 17 años. Unos jugando al fútbol , otro grupo de niñas charlan entre ellas de un lugar a otro del complejo. Cada uno al encontrarse con la mirada con el adulto muestra cierta timidez, como todo niño.
Pero las inquietudes que se esconden detrás de la sonrisa de algunos, probablemente por la barrera misma del idioma, harían temblar a cualquiera. Tal y como comentan desde la organización «están activos y muy agradecidos, parecen niños felices, pero por dentro… abandonan su país, su familia. Es verdad que tienen wifi, hacen videoconferencias, hablan casi a diario, pero son muchos ámbitos, muchas vidas, muchas historias…»
Reencuentro familiar
Una de ellas, quizás la más feliz dentro de lo que cabe, es el reencuentro de uno de los niños con su madre y su abuela, que vinieron a España en cuanto supieron de la acogida en Sierra Nevada.
Yana, la madre protagonista de esta historia apenas supera los 30 años. Allí en Ucrania, en una de las que ahora es de las más crudas en el mapa del conflicto, llevaba una vida parecida a la de cualquier mujer de esa edad en España.
Yana, madre y una de las refugiadas en Aldeas Infantiles de Granada
Trabajaba de lo que se pudiese. De camarera, de costurera, tapicería… Al borde del llanto durante toda la entrevista, la emoción se recrudece cuando habla de lo que dejó en su país: proyectos, aspiraciones. Ni siquiera quiere entrar en ello. Todo lo resuelve con una contestación simple pero contundente: «Lo que sí que no tenía planeado era estar hoy aquí haciendo esta entrevista ».
Futuro
Dos niñas ucranianas pasean por Aldeas Infantiles de Granada
«Lo que queremos, evidentemente, es que se encuentren con sus familias. Esa es la mejor solución» señala González Vigil. Es la principal función de Ivana en Granada ahora mismo. Hacer entrevistas personales con cada uno de los 44 niños, contactar con las familias biológicas y ver qué expectativas de futuro tiene.
La apuesta de Aldeas Infantiles es la lógica, el reintegro familiar ya sea en Ucrania o en España. «Como con su familia no va a esta nunca con nadie» apuntan.
Yana junto a su hijo
Por el momento, no hay nada más que eso sobre la mesa apenas una semana después de abandonar la sierra. La incertidumbre , mientras tanto, se combate con la extraordinaria acogida que cuentan desde la organización tanto de monitores como de los propios residentes que ya estaban allí.
Prueba de ello es la paz que se respira entre puerta y puerta, donde resalta la cartulina a modo de bienvenida con la bandera ucraniana que colocaron hace unos días. «Juegan, hacen amigos pronto. Son niños, al fin y al cabo . Eso es lo que hay que tener en cuenta» resume el director territorial de la organización.
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