Los últimos conventos de clausura que resisten en Córdoba: «El cuidado de los monasterios es excelente»

Con una media de entre 12 y 14 integrantes, el número de órdenes religiosas de mujeres dedicadas a la clausura que tienen implantación en Córdoba ascienden a una docena. La más numerosa es la de las Carmelitas Descalzas, seguida de las Concepcionistas y las Dominicas.

Estos institutos femeninos de vida contemplativa no sólo están en la mira por esa crisis de vocaciones [dispar, según el convento de que se trate: por ejemplo, en el de San Calixto han entrado recientemente cuatro novicias], sino también, desde hace unas semanas, por el estado de conservación de los monasterios, tras concerse la comprometida situación de la ermita del Colodro, en estudio ante la aparición de unas grietas que podrían afectar a su estructura.

Según explica el delegado de la diócesis para la Vida Consagrada, el párroco Joaquín Pérez, «los conventos, de los que no existe un inventario, son independientes y se gestionan de manera autónoma. El estado de cada uno de ellos es diverso, dependiendo de su antigüedad».

En cualquier caso, Pérez asegura que «el cuidado que tiene cada comunidad religiosa de su monasterio es excelente. Hay una adaptación de los espacios a las necesidades de las monjas para que puedan gozar de una comodidad relativa. Por ejemplo, en invierno cuentan con la climatización precisa; en verano, estos edificios son agradecidos y disponen de patios con toldos que mantienen una temperatura fresca».

Estos conventos «precisan de un mantenimiento constante». Cabe recordar el caso de Capuchinas, que en enero de 2023 se abrió a las visitas turísticas para recaudar fondos y afrontar la reparación de sus cubiertas.

El caso del Colodro es «especial», según apunta el delegado diocesano, porque «parece que el problema puede estar en la cimentación», que está afectando a la fachada del edificio. El Obispado ha realizado una serie de catas para conocer el origen de las grietas, que mantienen a las religiosas «muy preocupadas; no sólo por las fisuras en sí, sino porque económicamente no tienen una situación muy boyante y están buscando recursos para solucionar el problema».