Soy cordobita

Caceroladas versus aplausos

Tendríamos que exigir que se midiera el índice de credibilidad de un país en base a la gestión de sus gobiernos

27/04/2020 a las 08:32h.

La verdad es que me estoy liando, recibo tantos mensajes cargados de intenciones durante esta cuarentena, animando a tal o cual acción a no sé qué hora, que ya no tengo claro si a las 8 aplaudo, a las y media saco la cacerola ... , si tocar la guitarra para dar ánimos o aterrorizar a los vecinos con mis cantos, si pongo el himno nacional o el Resistiré a todo trapo, si hacer gimnasia en el balcón, poner un crespón negro por los fallecidos o blanco para dar esperanzas. Flotan en el aire buenas intenciones pero al final acaba esto siendo una proyección de la final de Operación Triunfo o de Got Talent .

Es normal, ante una situación de confinamiento prolongada en el tiempo, que las iniciativas se multipliquen, ahora en Sevilla creo que hay feria en los balcones, con manzanilla , farolillos, y sevillanas, todo sea por mantener la moral del pueblo.

Inevitablemente viene a mi mente el mito de la caverna de Platón, la filosofía siempre tiene paralelismos y metáforas para todas nuestras experiencias, y grandes enseñanzas que ayudan al ser humano a discernir y ser crítico, por eso ha sido tan despiadadamente cercenada de los planes de estudio de nuestros colegios por nuestras progresivamente ineficaces leyes de educación, orientadas a bajar el nivel si no se llega y a extirpar capacidad de análisis de textos que ya no se leen. Nos lobotomizan el lado crítico y lo sustituyen con pasta de ocio virtualizado, sumergiéndonos en una entelequia de Matrix, donde nada es lo suficientemente real para hacernos daño, la sangre no salpica porque la guerra ha sido sustituida por videojuegos, donde matar, en teoría, no produce daño en la psique de nuestros tiernos infantes.

Es así como el ser humano del siglo XXI está ya preparado para vivir en mentiras con apariencia de verdad reflejadas en mensajes de tuiter, Instagram , o face. Nuestros adolescentes cantan a ritmo de Tic-Toc y spoilean la final de La isla de las tentaciones o Jugando con fuego.

Para qué les vamos a hacer leer El Quijote, Platón, u Orwell , ¿y si despiertan?

Y las noticias, ya no sabemos si son reales o no, qué certezas tenemos sobre si Kim Hong ha muerto o no, si los afectados por Covid son tal o cuál número, si lo que nos llega de China no es una verdad fabricada, si los infectados en España son el doble o el triple, si la farmacéutica tal o cual solo anuncia vacunas para subir su cotización en bolsa, si Trump dijo que bebiéramos lejía para desinfectarnos o no. Tendríamos que exigir que se midiera el índice de credibilidad de un país, en base a la gestión de sus gobiernos, la imparcialidad de su prensa y el nivel de educación de sus ciudadanos, o no tendremos capacidad de diagnóstico .

Ese caldo de cultivo es el necesario para llegar a sociedades que permiten gobiernos de gente que ha llegado al poder a base de palmas al líder y no de su preparación en tal o cual campo, y claro la tragedia está servida .

Asistimos a la compra de los medios de comunicación, serviles ante la mano que los alimenta, a ministros desatinos, que parecen más enemigos del pueblo, bien por su inutilidad y escasa formación o bien por sus trasnochadas ideologías que ni ellos mismos practican, y a una fragmentación puesta de manifiesto en una especie de tira y afloja del estado de las autonomías , cada una con una ambición y gestión diferentes y al frente, Nerón con su lira de mentiras, asiste ojeroso al incendio que asola Roma, mientras mira su imagen en un espejo hecho de huesos de cadáveres ,empresas cerradas, médicos enfermos y un pueblo que intenta por todos los medios no perder la esperanza en su balcón.