El estilita
Trinidad pregonera
El pregón de tres gargantas y un solo corazón es la más exhaustiva y armoniosa guía para vivir nuestra Semana Santa
Lo dijeron ellos: tres gargantas y un solo corazón . Y en verdad se alentó en el Gran Teatro una unión cordial. Tres personas, tres voluntades, tres vidas, tres voces y una única pasión narrativa que mantuvo una homogeneidad en lo emocional y en ... lo literario que no suele encontrase en muchas piezas individuales. Sin olvidar al presentador , porque eran tres pero fueron cuatro, como los brazos de la cruz. Ciertamente se tomaron muy en serio su participación en el pregón concelebrado y concibieron una obra maestra. En este sentido es de admirar la original iniciativa de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba . Lástima, sin embargo, que tan digna entidad no haya tenido aún tiempo o ganas de colgar el eximio documento en su página web. Tendrá otras prioridades. Pero no debería perder la oportunidad de divulgarlo ahora, cuando está de plena actualidad y puede ejercer su máxima influencia. Este pregón constituye la más exhaustiva, armoniosa y amena guía para vivir en plenitud nuestra Semana Santa . Para la población cofrade, para la cristiana en general y, tal vez más de lo que suponemos, para la laica. Porque este pregón hecho por tres hombres enteros, es un pregón trifálico, que diría la pícara ministra de Justicia, capaz de tocarle la fibra sensible al más agnóstico. Probablemente nunca tuvieran las hermandades cordobesas, ni vayan a tener en muchos años, otro texto de referencia espiritual más profundo, más hermoso y más valiente.
Tres pregoneros se han reencontrado al cabo de los años con su vitalidad cofrade y la han remontado a un nivel de experiencia superior. Los tres hicieron grandes pregones en su momento, pero ahora han hecho entre los tres el más grande pregón jamás pronunciado. Sin disonancia alguna han actuado en común como si hablaran al dictado del Espíritu. Y parece indudable que el Espíritu ya había escuchado antes a los tres para saber qué apuntarles. Y así sucedió que Antonio, Ángel María y Miguel Ángel se uniesen hipostáticamente al Espíritu que hablaba por sus bocas con lengua de fuego. Y acaso por ello se hiciera tan inteligible su discurso. Hasta la señora alcaldesa lo entendió después de que le propinaran una torrija alusiva, cortésmente compartida por el señor obispo para que no la creyese burla, aunque la merezca.
No solo exaltaron con entusiasmo la Semana Santa cordobesa. Igualmente defendieron con coraje la vida , la de los nacidos y la de los no nacidos, y a la Iglesia perseguida, también en Córdoba, simbolizada en el inicuo agravio municipal a la Virgen de la O. Nunca hubo en el Gran Teatro un aplauso tan largo ni tan sentido. En la misma medida que lo sería el bochorno de Ambrosio. En verdad pareció un acto político a la antigua . Pareció que los cofrades se jugaran algo más que el adorno de su devocionario. Pareció que se jugasen su religión y su moral. Y el público lo agradeció con vigoroso asentimiento. Enhorabuena. El Domingo de Ramos amanece radiante anunciado por el fulgor de esta trinidad pregonera.
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