DEPENDE...
Ideología y municipalismo
Afirmar que un presupuesto «no tiene idelogía» es un error. La tiene, y es la del escrupuloso respeto al dinero público
El alcalde, José María Bellido, con Pedro García, Isabel Ambrosio e Isabel Albás
La naturaleza de la mayoría de las competencias de los ayuntamientos y la especial vinculación política y personal que se establece entre concejales y ciudadanos conducen a que la municipal sea la administración no solo más próxima sino en la que la carga ... ideológica en las decisiones es menor. Sin embargo, afirmar que unos presupuestos municipales «no tienen ideología », tal como ha hecho nuestro alcalde en relación al proyecto presentado hace unos días, me resulta un tanto desconcertante. Es verdad que el dinero destinado a asegurar la limpieza de las calles o a la luz de las farolas en la noche no es de derechas ni izquierdas, que las partidas que garantizan que los pabellones deportivos estén en perfectas condiciones o que pretenden fomentar un turismo sostenible y de calidad no son del PP o del PSOE, pero la fijación de prioridades, la propensión al gasto descontrolado frente a la austeridad, la alergia o afición desmedida al endeudamiento sí son el resultado de unas ideas. Lo primero siempre será el interés de la ciudad, más importante que cualquier ideología, pero la elección de unas siglas, más cuando éstas no están en el gobierno, suele obedecer a que éstas dicen defender unas ideas que entendemos que serán buenas para la ciudad.
Admitir que los presupuestos municipales carecen de ideología, puede llevar a una conclusión poco edificante. No estarían ofreciendo nuestros candidatos distintas alternativas en la gestión y en la solución de problemas, sólo estarían compitiendo en capacidad de gestión: de ser así, antes que convocar unas elecciones, más valdría convocar un master, unos cursos de formación o unas oposiciones. Si los presupuestos no tienen ideas, limitémonos a buscar directivos y gestores en Linkedin en lugar de en las urnas. ¿Para qué políticos si renunciamos a la política?; ¿para qué analizar los programas electorales si lo importante pasaría a ser escudriñar la formación, competencia, experiencia y currículum de los futuros gestores?
Bromas aparte, los presupuestos tienen ideología. Deben tenerla. La del respeto al emprendedor , la de la eliminación de gastos innecesarios, la de la dinamización, la de la apuesta por el talento (magnífica noticia la obtención de una ayuda que el gobierno anterior había hecho peligrar para la incubadora de empresas biotecnológicas) y, sobre todo, la del escrupuloso respeto al dinero público y a su origen, el esfuerzo de los contribuyentes. De no ser así, poca diferencia habría entre votar a unos y otros.
No son lo mismo estos presupuestos que los anteriores. Y su ejecución tendrá que ser distinta: de nada sirve hacer los mejores posibles si no hay capacidad para desarrollarlos. Los presupuestos presentados son un buen punto de partida para el salto cualitativo que Córdoba merece y que esperamos. Ningún votante no izquierdista entendería que, con las modificaciones oportunas, no fuesen aprobados, dando lugar a la prórroga de los social-comunistas del 2019.
¿Sectarismo? No, gracias. ¿Ideología? Sí, por favor.
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