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EEL NORTE DEL SUR

La ventana indiscreta

Cuando tercia y hace buen tiempo nos vestimos y salimos... al balcón de la casa

Vecinos de Córdoba confinados en sus viviendas por la alerta sanitaria Rafael Carmona
Rafael Aguilar

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Me pilla todo esto con el cuarto de los libros patas arriba, con casi todos en el centro de la habitación cubiertos por un plástico y el resto debajo de las camas o apilados en el pasillo. Mal momento elegí, sin saberlo, para encargar la ... renovación de las estanterías, que ya no sé cuándo las van a colocar. En ese cuarto, que es algo así como un refugio personal de lectura , música y tiempo libre, está el único balcón de la casa, un balcón mínimo para el que ya ha habido que establecer algo parecido a un régimen de turnos domésticos para que nos dé el sol de vez en cuando porque todos no cabemos. Hace una semana, por mi cumpleaños, me regalaron una suscripción a una plataforma de cine clásico: tienen una sección dedicada a Alfred Hitchcock , estuve entonces un rato curioseando y pinché en «La ventana indiscreta» y ahora me acuerdo mucho de esa película cuando en los trayectos necesarios por la calle observo a la gente que pasa el rato mirando a las ventanas que tiene al alcance por ver algo de actividad humana más allá de la familiar. Me vienen a la mente también dos libros: «El vocabulario de los balcones» de Almudena Grandes y «Ventanas de Manhattan» d e Antonio Muñoz Molina , el primero una novela en la que dos antiguos amantes se reencuentran y vuelven a enamorarse con mensajes cifrados en las cristaleras exteriores de sus viviendas y el segundo una crónica de la ciudad estadounidense a partir de la observación de la cotidianidad de la calle desde la casa del autor.

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