Las medias verdades

La ortodoxia de la que les hablo impone adherirse a los códigos, a las consignas, a las soflamas, a los eslóganes y al relato histórico , en un ardid que pretende, subrepticiamente, anular en las personas la capacidad de análisis crítico de la realidad . La maniobra de ingeniería social resulta ser como el calabobo, esa lluvia que es imperceptible pero que empapa las conciencias modelándolas a su antojo.

El grupo musical Medina Azahara (a quien Dios guarde muchos años) ha anunciado que su próximo disco llevará por título «13 rosas» . Quieren rendir homenaje a «unas mujeres que fueron asesinadas por buscar la paz y el amor» , narrando la canción una historia «verdadera» (?) que ha quedado «muy bonita». ¡Vamos a ver, Medina Azahara! Me da a mí que, o no conocéis toda la historia de esas mujeres fusiladas por el régimen franquista en agosto del 39, o, conociéndola, pretendéis tirar de provocación adolescente. Aunque me inclino por pensar que e l grupo cordobés más bien hace alarde de esa adherencia al relato del que antes hablábamos.

Han sido muchos los que han recordado en su aniversario la muerte de estas trece radicales de izquierdas haciendo unas melifluas semblanzas y retorciendo la historia de manera bochornosa e indecente. Porque las 13 rosas ni lucharon por la libertad, ni por el amor, ni por la democracia . Antes al contrario.

Lo que l a izquierda omite o tergiversa es que las trece rosas pertenecían, en su mayor parte, a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), la rama juvenil del comunismo en España, y que su propósito era el de implantar en España un régimen comunista liberticida como el de Stalin en la URSS , país del que se financiaban. También ocultan que habían tenido una destacada participación en la represión republicana en Madrid durante la Guerra Civil y que controlaron directamente cinco checas donde se torturó y asesinó a cientos de personas (checas de Mendizábal 24, calle Raimundo Lulio, Santa Isabel 46, Convento de las Pastoras de Chamartín y calle Granada 4). Y, además, tuvieron un papel destacado en las sacas cometidas para asesinar a miles de presos sin mediar juicio alguno (ellas sí lo tuvieron).

Ana López Gallego, una de esas mártires laicas , había tenido una destacada participación en la organización del atentado frustrado que pretendían realizar durante el Desfile de la Victoria y que tenía como objetivo el asesinato de «la mayor cantidad de público asistente»; fue ella misma quien lo declaró así ante el juzgado (sus defensores afirmarán que bajo tortura, claro).

No sé si Medina Azahara conocerá esta parte de la «bonita historia» de la que hablan; para mí que no. En cualquier caso, lo s órdido del asunto es que aún anden en esas, removiendo cadáveres y tumbas para sembrar de bilis la convivencia. Pero si para ello hay que tergiversar la historia, se hace.

Ahora vas y lo cantas.