Con la lista más votada a vueltas

Es cierto que el PP abusó de la idea del pacto de perdedores y de la conveniencia de que gobernase la lista más votada, llegando a vincular la corrupción con los pactos postelectorales. Lo hizo cuando le convenía y dejó de hacerlo cuando dejó de convenirle. Gracias a ello, eso sí, el socialismo no gobierna Andalucía o el Ayuntamiento de Madrid se ha liberado no tanto de Manuel Carmena, mujer de talento, sino de la tropa que la rodeaba y convertía Madrid en un caos permanente. No puede, cierto es, presumir de coherencia o de un discurso razonado mantenido a lo largo de los años, pero bienvenida sea la rectificación . Mal haría Casado si se aviniese a aceptar tal cosa sin intentar buscar una mayoría alternativa que puede surgir de las urnas.

Es posible que mañana se produzca un resultado endiablado , sin mayorías posibles con el simple pacto de dos partidos - Albert Rivera siempre recordará la oportunidad perdida cuando abandone la política sin mayores honores; además su negativa al España Suma propuesto por Casado muy posiblemente tendrá el mismo efecto que el no de Rosa Díez a la propuesta de Rivera hace unos años-. Si eso ocurre, discutiremos los próximos días sobre un choque -más que previsible- de legitimidades. ¿Qué ocurriría si el más votado fuese uno, el PSOE, pero otro obtuviese más diputados, el PP?; ¿debería gobernar el más votado o el más apoyado?; ¿sería legítimo el apoyo de los golpistas para conformar esas mayorías?; ¿admitiríamos la investidura de quien hubiese perdido votos o resultaría legítimo exigir un candidato alternativo?; ¿tiene más fuerza moral el más votado que el líder del bloque con más escaños ? Y la pregunta esencial: ¿alguien entendería no ya legítimo, sino simplemente decente, que nos obligasen a votar por tercera vez?