Hosteleros y clientes en el último día del pasaporte Covid en Córdoba | «Ha ayudado a parar el virus»

La tertulia salta por la decisión de la Junta de Andalucía de que el pasaporte Covid deje de ser obligatorio para entrar en un local de hostelería desde hoy. «Ha funcionado. Ha sido algo que nos ha ayudado a todos a concienciarnos de que el riesgo de la enfermedad no había pasado. Y no estaría tan seguro yo de que ya tengamos que relajarnos. Cuidado, cuidado», tercia una mujer, vecina de la calle Moriscos .

La comidilla de los locales de restauración ha sido desde el inicio de esta semana el cambio en la norma que va a permitir el acceso libre a los bares y los restaurantes después de casi dos meses —la medida entró en vigor el 20 de diciembre de 2022 — con la orden en vigor de que cada clientes mostrase su acreditación de haberse vacunado cada vez que se acercara a una barra.

En Cervantes hay una cafetería que toma en nombre de la avenida y en la que dos jubilados expresan su opinión sobre la evolución del coronavirus y las novedades en las limitaciones que lleva aparejado. «Aciertan los que mandan al levantar el pedal. La gente ya sabe de qué va esto. Además, ¿a ti cuántas veces te han pedido el pasaporte Covid en todo el tiempo que ha estado funcionando?», reflexiona uno de ellos. «Pocas, la verdad. Quitando a este bar, donde son gente seria. Pero bueno, lo importante es que vamos viendo la luz al final de túnel. Mira, en el periódico está explicado cómo va a ser la Feria . Así que eso», le responde su interlocutor .

Abigail Bernal es la dueña de la Cafetería Cervantes y hace un balance positivo de los casi dos meses en los que el pasaporte ha sido necesario para acceder a su bar, como al resto. «Nosotros lo hemos pedido siempre, claro que sí», afirma la mujer, que asegura que los problemas generados por esta regulación que ahora expira han sido mínimos, insignificantes. «Al principio, algunos clientes sí que lo tenían, otros no y entonces lo que hacían era que se lo descargaban directamente», recalca la propietaria del establecimiento de restauración a la hora del aperitivo y de los desayunos tardíos.

«Con la clientela habitual no ha habido problema, pero con la ocasional ha sido otra cosa: nos han llamado de todo... ‘Inútiles’, ‘subnormales’, ‘borregos’ , de todo, porque no lo aceptaban. Y también es verdad que hay otros clientes que han dejado de venir porque no querían vacunarse, y ahora nos han dicho ya que van a volver. Pero ya digo que el balance es bueno, la reacción de la gente no ha sido mala», resume Bernal.

A la vuelta de la esquina, como quien dice, se encuentra la pastelería La Camelia , ya en Ronda de los Tejares . Carmen Uceda es la empleada que atiende en ese momento, y sus apreciaciones coinciden en líneas generales con las de la dueña de Cervantes . «Al principio es verdad que hubo más lío, porque tenías que pararte a cada momento y preguntar a todo el mundo si tenía el documento: había gente a la que le costaba enseñarlo y le teníamos que insistir en que sin el pasaporte Covid no se podía entrar», indica la profesional de la hostelería.

«No, no ha habido situaciones conflictivas, aunque en las primeras semanas hubo algunos clientes que nos decían que no se iban a vacunar y entonces nuestra reacción era que no les podía atender, y lo entendían perfectamente», añade. Uceda pone el acento en una posible falla de la norma que ya es historia. «No se entiende bien por qué en los veladores no ha hecho falta enseñar el pasaporte Covid : a mí me ha parecido un poco absurdo, porque luego esos clientes que estaban fuera entraban a pagar , a pedir un vaso de agua o al servicio...», sostiene la mujer.

En la plaza d e San Nicolás no cuesta encontrar también a teóricos sobre el virus que ha puesto el mundo patas arriba. Salomé del Moral es una vecina de Ronda de los Tejares que no falta a los veladores a la hora de la cervecita . «A mí esto del pasaporte Covid me ha parecido una pamplina. Si me lo han pedido cuatro veces desde la Navidad muchas son. Y no se puede decir que yo no salga de bares», comenta. « Hombre , algo habrá que tenido que ver en que los contagios no se hayan disparado más, eso no lo voy a negar, pero que ha habido mucha manga ancha. A mi hijo, que es de pubs de casi a diario, tampoco se lo han pedido casi nunca», completa la mujer.

Román Delgado es el dueño del bar-restaurante Norte y Sur en la plaza de San Nicolás . Su opinión choca de bruces con la de Salomé del Moral. «La cosa ha ido bien, eso tengo que decirlo, aunque es verdad que al principio la gente era un poco reticente, además de que algunos no tenían el documento o la aplicación en regla: pero al poco la gente se acostumbró y se concienció de la importancia del pasaporte», sostiene en la misma línea que Juan Aceta, empleado de bar El Poema , en Alonso de Burgos : «No ha habido problemas: solo los primeros días fueron complicados porque los clientes estaban desorientados», aduce el camarero.