PRETÉRITO IMPERFECTO

Elogio y refutación de la luz

Las candilejas navideñas no son la panacea, pero encierran más virtudes que defectos en una ciudad discreta que busca luz

Una familia contempla el alumbrado de Cruz Conde MIGUEL ÁNGEL

08/12/2019 a las 08:08h.

La ciudad discreta ya tiene Navidad . Nació de la luz, un paisaje desconocido hasta ahora para sus habitantes, cargados de tenues recuerdos. Levantó los estigmas del Centro y propició la sana mezcla de miles y miles de personas en la entraña urbana, ... convertida durante décadas en una tierra de nadie frente a la inventada Córdoba de barrios yuxtapuestos y compartimentos estancos. El poder de la luz. Ancestral, primitivo, enigmático. Cruz Conde está irreconocible . La huella humana ha tomado sus tardes como un auténtico foro romano . Observar las caras que miran la luz y escuchan la música aún propicia más noticias que el propio mecano luminotécnico de la empresa de Puente Genil , que de forma brillante ilumina las fechas navideñas en medio planeta, como aquellos hechiceros que propagaron el fuego en las tinieblas de nuestros antecesores como una mágica revelación.

Quizás lo menos importante de esta pequeña historia doméstica sea el propio espectáculo que emboba a niños y mayores bajo el mismo rictus ilusorio. ¡Qué agradecidas son las alegrías para la nostalgia! Ni siquiera esa amalgama de datos y curiosidades. Kilométricos caminos de puntos de luz . Ni siquiera el lógico debate de subjetividades y gustos. Ni por asomo el coste económico del montaje, cuya rentabilidad social está más que amortizada apenas transcurridos unos días con una excelente acogida y frente a dispendios pasados de mayor calado, insondable resultado y cuestionable intención... cobran la relevancia del sentido primordial de esta pequeña aventura.

Las candilejas navideñas no son la panacea, por supuesto, ni van a soslayar los serios problemas que a diario vive la ciudad discreta, y para los que las horas del día son pocas. El indómito nivel de desempleo , la renta menguante, la brecha social de algunos de sus barrios, la ausencia de impulso económico e inversor y la apatía social con la que en muchas ocasiones se afrontan estas contrariedades. La falta de una hoja de ruta común. No son un salvoconducto para ganar elecciones ni tampoco debe ser el motor de una rivalidad absurda .

Su valor radica en el don de la oportunidad y el ejemplo que supone para venideras acciones. Un botón de muestra en una estrategia por armar . En un tiempo récord para la pesada burocracia municipal, y con las propias limitaciones que fuerza la carrera contrarreloj que ha supuesto la instalación del e spectáculo de luz y sonido en Cruz Conde, sus virtudes están muy por encima de sus defectos. El estímulo para el comercio, que apenas hace unos meses protestaba en la misma calle con el móvil encendido por la ausencia de una iluminación callejera decente; para el sector servicios del que, afortunada o desgraciadamente, vive esta ciudad en más de la mitad de su tejido económico ; para el engranaje turístico como otro aliciente para venir a visitar Córdoba en las fechas vacacionales y festivas; para el propio equipo de gobierno en el Ayuntamiento a la hora de encarar nuevos objetivos; o para el cordobita de a pie que puede disfrutar como le plazca del mismo dándose un garbeo por el corazón de su ciudad y alardear en la misma medida que ha de contenerse durante muchos meses del año por la ausencia de motivos para sonreír..., son algunas de estas bondades. No reconocerlo sería injusto y tramposo. Sobre todo para quienes, obviamente, prefieren una ciudad discreta, incandescente, rancia, disgregada y conformista. Que Córdoba busque su propia luz es una necesidad.