Córdoba, a la cola en impacto cultural según Europa

El objetivo de este estudio es arrojar luz sobre el papel que juega la cultura en la agenda de una ciudad, en general, y su contribución a la mejora socioeconómica del territorio, en particular. Para ello, se han tenido en cuenta indicadores como el número de museos, monumentos, salas de cine, teatros y salas de conciertos , además de los visitantes que obtienen estos establecimientos. El conjunto de estos datos arroja el nivel de « Cultural Vibrancy », algo así como el pulso cultural de la ciudad. No es el peor de los escenarios. El índice de Córdoba en este aspecto es de 22.6, lo que la sitúa ligeramente por delante de Madrid (21,9).

Pero donde Córdoba «pincha» de verdad, según este estudio, es en lo que se considera fundamental para la sostenibilidad de una actividad. La ciudad tiene posibles, pero no sabe vivir de ellos. En el apartado de «Economía Creativa», es decir, el impacto de la cultura en la economía local , de entre las 168 ciudades seleccionadas para el estudio Córdoba obtiene un vergonzoso tercer premio... por la cola. Los números relativos a la creación de empleo en sectores relacionados con la innovación o propiedad intelectual son para echarse a llorar si se comparan con los de ciudades de Suiza, Países Bajos o Alemania: su índice es del 2.5 sobre 100. Eindhoven o Múnich alcanzan el tope. Podría culparse a la situación general de desempleo en Córdoba, la provincia con más paro de España, pero no. Según los datos de la herramienta de la CE, otras ciudades con índices de paro similares le llevan años de ventaja en el crecimiento de este sector.

El comportamiento es algo mejor en el plano más social de este estudio. Una de las cosas que ha jugado a favor de Córdoba para evitar su caída en el abismo de esta lista es la apertura de su población ante los inmigrantes y la integración en la ciudad de los extranjeros. En este apartado, que mide si Córdoba tiene un ambiente propicio para crecer gracias a la cultura, la ciudad obtiene un índice de 21.2. El dato ayuda a mejorar el índice general pero está muy lejos del de Barcelona, por ejemplo, que registra un 42,2 sobre 100.

Según explica la CE en la página web del estudio, para la elaboración de este análisis se han cruzado datos procedentes del Urban Audit (Eurostat), ránkings de universidades, plataformas como TripAdvisor y otros barómetros europeos y estadísticas regionales.