Bicefalia, pero menos

Aparte de las circunstancias extraordinarias de estas imprevisibles elecciones, provocadas por el hartazgo general de los electores, a nadie se le oculta que ambos han llegado a donde han llegado porque no daban miedo a quienes les dieron paso. Este condicionante, bien entendido, puede convertirse en una virtud, puesto que para ellos rodearse de gente más preparada no solo es una opción inteligente, sino tambien una necesidad imperiosa y casi inevitable. Si así lo hacen, pueden ser recordados a la postre como líderes útiles . En caso contrario, jamás se les perdonará su mediocridad. Moreno y Marín han de ser conscientes de que no dábamos un euro por ellos y de que estamos aún por darlo. Tienen, por tanto, que medir con exquisita prudencia sus actuaciones, escuchando mucho y opinando poco. Moreno, que no en vano tiene conocimientos de protocolo y una mujer de matrícula de honor que le asesora, se ha conformado con ser presidente y poner a su hombre de confianza en el partido a cargo de las cuestiones que más directamente le afectan. Marín, en cambio, ha acaparado instrumentos políticos como si fuera el hombre orquesta, mezclando la percusión con las cuerdas y el viento, es decir, la regeneración democrática y la justicia con la administración local y el turismo.

Demasiado parece para su hechura de concejal de pueblo . Razón por la cual el vice se ha adelantado a elegir a otro vice, el catedrático de Economía de la Loyola, Manuel Alejandro Cardenete , que intentará llevar la batuta en el imposible concierto. Lo que dota al puesto de Marín de una circuntancia más honorífica que efectiva. Se trata de un factor de corrección que el propio Rivera habrá introducido después de la inoportuna reunión paralela con los consejeros de Cs. Si se hubiera reunido antes, cuando debía, siquiera para saber de qué pie cojeaba cada uno, tal vez hubiera evitado el sonrojo del demagógico artículito que escribió Rocío Ruiz hace cinco años contra la Semana Santa , cuando probablemente la susodicha andaba haciendo méritos para otra candidatura o simplemente se hallaba en las antípodas ideológicas de lo que ahora dice representar. La militancia de aluvión y los cuadros improvisados pasan factura. Hace falta más cabeza para la bicefalia. Fíjense lo que ha tardado Díaz en contestar a la sandez ciudadana.