Visión de futuro

Un gran avance se puede convertir en un gran atraso si hacemos un uso compulsivo. Justo eso ha ocurrido con el coche en apenas medio siglo. Un invento extraordinario que fue inaugurado con tanto éxito que, en lugar de mejorar la vida de la gente, ha acabado por deteriorarla hasta un grado mayúsculo. Algo similar está sucediendo con los móviles inteligentes. Pero de ese fenómeno paranormal hablaremos otro día.

Las ciudades son hoy un territorio inhóspito como resultado, en gran medida, de la invasión pandémica del vehículo a motor. Los azúcares son un glúcido indispensable para el funcionamiento rutinario del organismo humano . Su ingesta desproporcionada, sin embargo, es un tiro mortal con consecuencias imprevisibles. Todos los expertos en movilidad recomiendan menos coches y más patinetes si queremos evitar el colapso urbano.

Hemos tardado medio siglo en comprenderlo. Y justo ahora que empezamos a desmadejar el laberinto circulatorio de humo y ruido, viene el Consejo Social de Córdoba a poner una piedrecita en el zapato de la movilidad sostenible. El órgano consultivo se ha sacado de la manga una propuesta guay: que el Ayuntamiento de Córdoba penalice fiscalmente el tránsito de los patinetes. Es decir. Que, en lugar de estimular su uso, se le ponga una zancadilla .

Cada vez que un conductor aparca un coche y coge una bicicleta , o un patinete, o simplemente echa a caminar, contribuye decisivamente a frenar el apocalipsis climático que todos los estudios científicos alertan. Y no solo. Arrima el hombro para generar ciudades menos agresivas, menos contaminantes , menos estridentes. O sea. Más habitables. A eso se le llama tener una visión estratégica de futuro. Justo lo contrario de poner una piedrecita en el camino del patinete. Digo yo.