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Rafael Ángel Aguilar Sánchez - EL NORTE DEL SUR

Apresúrese a ver Medina Azahara... O no

La defensa del patrimonio cae en posiciones elitistas: una experta llama ignorante al Cabildo y sugiere que el turismo de masas es chusma

Visitantes al yacimiento omeya ABC

Que un ser humano cuadre las fechas, consiga un billete de avión a buen precio para olvidarse de todo a unos cientos de kilómetros de su casa, consume ese momento feliz, supremo, pleno de hacer la maleta, busque y encuentre una buena compañía y enfunde ... su cámara de fotos para sumergirse en otros paisajes y en otros acentos puede convertirse en un grave delito que atenta contra los cánones del disfrute del patrimonio. Porque hay quien es partidario, o casi, de que en los accesos a los monumentos se aposte un funcionario malencarado con la misión expresa de comprobar que cada aspirante a visitante reúne los requisitos académicos para deleitarse con el sitio en cuestión como el enclave se merece. De licenciado en Historia del Arte o titulación equivalente hacia abajo la entrada va a estar complicada, querido amigo. Certificado de turista apto denegado. Cuando lea un poquito vuelva y a ver si pasa el corte, que lo dudamos. Que qué es eso de viajar tan indocumentado, sin hacer un máster sobre el punto exacto de destino. Como si el pasaporte o el DNI fueran suficientes para patearse el mundo. Hombre de Dios, para hacerse un selfie delante del Coliseo tiene uno que haberse empapado de Mommsen, para poner un pie en Nueva York no basta con haber leído a Auster ni a Roth y para acercarse a Medina Azahara hay que saberse al dedillo, de principio a fin y letra por letra «Córdoba de los Omeyas». Eso como poco.

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