EL ESTILITA
Agua y fuego
La lluvia que no acaba de caer del cielo daña por igual a la agricultura y a la religión
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Iniciar sesiónEl exceso de prudencia de la Buena Muerte a punto ha estado de convertir a la cordobesa en la más melindrosa de las agrupaciones cofrades . Su tocaya malagueña aguantó el chaparrón con ese estoicismo que dicen cordobés y fue ... capaz de imprimir carácter legionario a las mismísimas autoridades civiles, sin paraguas y a corbata descubierta. Se nos hizo de pronto un hombre Juanma Moreno .
El contraste de nuestra desaparecida madrugada con la pujanza heroica de la sevillana , que puso a sus seis cofradías en la calle a pesar de la granizada caída sobre la ciudad la tarde del Jueves Santo, hacía pensar en teorías conspiratorias aplicadas a nuestros cabildos de aguas e incluso en que hubiesen sido infiltrados por miembros de la plataforma mezquitera.
Menos mal que el Descendimiento , cofradía valiente de barrio, y el Santo Sepulcro, cofradía digna de centro, salvaron al Viernes Santo , en últimas instancias, del colapso pasionista.
La lluvia amenazante que no termina de caer, que se queda en el cielo y no fecunda la tierra, debe formar parte de la nueva fe del cambio climático, puesto que daña por igual a la religión y a la agricultura y lo mismo da al traste con las tradiciones que con el mercado.
Pero esta semana no empezó con el agua, sino con el fuego.
El incendio de la catedral de París ha puesto a rezar a los franceses y ha cimentado un renovado nexo de solidaridad patria entre ellos. Con independencia de cual haya podido ser la causa del incendio, probablemente accidental, lo cierto es que hacía tiempo que la Iglesia, inquilina de Notre Dame , solicitaba reparaciones al Estado, propietario del edificio.
Visto lo sucedido, convendría que la Iglesia tutelase a la Administración y no al contrario, también aquí, entre otras razones porque lleva dos mil años erigiendo y conservando edificios . Y con cirios dentro. Los tontos laicos, que no lo son por laicos, sino por tontos , han clamado por la seguridad de nuestras iglesias, no por tales, sino por patrimoniales , y ponen el grito en lo más alto de su estratosfera porque encendemos velas, sobre nuestros pasos, en el interior de nuestros templos y, en concreto, de nuestra catedral, que es el único templo que por razones absolutamente ajenas a su condición espiritual les interesa. La civilización empezó cuando alguien dejó de tener miedo al fuego y lo utilizó para iluminarnos . Sin embargo, en esta Semana Santa hubo muchas velas que no se encendieron, tal vez demasiadas.
Hay quien dice que ya se puede establecer en Córdoba una distinción entre las cofradías de pabilos blancos y las de pabilos negros. Y es que acaso algunas tengan demasiadas oportunidades de hacer ostentación pública de lo que son o de lo que quieren ser sin acudir a la disciplina estricta de la estación de penitencia , que es la única que por naturaleza les corresponde. Entre magnas y mínimas, puede que sea un ahorro productivo guardar los cirios vírgenes para la mejor ocasión . Y entiéndase por esta cualquier día en que les parezca justificado celebrar una efemérides privada. Aún así, los cabildos de aguas no están para apagar velas.
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