Sociedad
La Puerta Verde que abre lo mejor del barrio del Guadalquivir de Córdoba llega al Papa
El proyecto creado en la parroquia de Santa Luisa de Marillac se presenta ante Francisco tras haber ofrecido nuevos hábitos a cientos de niños y jóvenes
¿Has visto ya 'Cruzando el puente', el videoclip de Álvaro Vizcaíno, los Aslandticos y Beli?
Córdoba
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Iniciar sesiónJuego, ocio y belleza. Donde otros hablan de conceptos técnicos y de teorías pedagógicas, los que pisan el terreno pronuncian palabras que puede comprender todo el mundo y que muchos no pensarían relacionadas. Quizá la inclusión, la visibilidad y la normalización latan por ... debajo de la filosofía, pero al hablar de la Puerta Verde su promotor habla de juego, ocio y belleza, y desde luego de esperanza, que por algo se ha escogido el color.
Hace siete años, el sacerdote Miguel David Pozo León recaló en el barrio del Guadalquivir como párroco de la iglesia de Santa Luisa de Marillac. Los Paúles se acababan de marchar y el obispo buscaba a quien trabajara en el trabajo en uno de los barrios más pobres de Córdoba y de España, en el corazón del Sur de Córdoba que aparece siempre en las peores estadísticas.
La Puerta Verde nació para crear hábitos saludables y para que los niños y jóvenes del Guadalquivir crecieran como los de cualquier otro lugar: «en salud física, espiritual y psicológica». Mañana miércoles los recibe en Audiencia el Papa Francisco.
Fotos: el trabajo solidario del proyecto La Puerta Verde en el Guadalquivir
Valerio MerinoLa parroquia de Santa Luisa de Marillac acoge una iniciativa para mejorar la vida de niños y jóvenes en desventaja social
Miguel Pozo es 'Donmi', el sacerdote que ha conseguido que para ellos lo normal sea jugar, pasar tiempo en las calles, disfrutar en verano de la piscina. Y también que lo normal no sea vapear con nueve años, no tener horarios, no estudiar y tener malos hábitos con las comidas, tener las drogas demasiado cerca.
La Puerta Verde ha conseguido eso pero sin apartar a los jóvenes del barrio. Juego, ocio y belleza. En La Puerta Verde los chicos hacen cola porque se relacionan como otros chicos de su edad. Lo hacen cuidando los detalles. Si sus calles están descuidadas, allí tienen césped artificial, juegos hinchables, una mesa bien puesta. «Les desestresa, les tranquiliza y les alegra», cuenta el sacerdote. Cada fin de semana pasan por allí entre 70 y 90 chavales, que en verano llegan hasta 200.
El punto de encuentro es el patio de la parroquia. Allí juegan y aprenden sin papel ni lápiz, pero también salen. En verano, al centro de ocio Cristo Rey, que tiene Cáritas en Torrox, van más de una veintena de niños. También a las piscinas.
Alguna vez tiene que escuchar 'Donmi' que el dinero sea para comprar bañadores o colchonetas para ir a la piscina, pero, ¿acaso no se trata de hacer lo que hacen todos los niños, que disfrutan del agua cuando hace mucho calor? «No se les puede decir que no vayan a una piscina, o a una exposición, porque sean pobres», afirma Miguel Pozo.
Voluntarios
El proyecto que empezó hace cinco años tuvo que ganarse la confianza de las familias, porque la gente es recelosa, y no sin razón de tanto como han escuchado promesas que después no se cumplen. En La Puerta Verde los chicos sonríen, se divierten, juegan al futbolín y se intenta que tengan el ejemplo de una vida distinta.
La Puerta Verde es también una forma de «cruzar el puente» para muchos jóvenes de otros barrios con ganas de ayudar. Se atreven a llegar y ayudan, y se forman al tratar con niños distintos. «A una persona nunca le debes recordar que está en situación de pobreza, porque te pones a a otra altura, y si lo haces desde arriba, no te quieren. Es peligroso», recuerda.
Césped artificial, castillos hinchables y buenos hábitos ayudan a fomentar una vida diferente
Su entorno es difícil, tal vez su padre está en prisión, y la estrategia de la Puerta Verde es que tengan en parte lo mismo que los demás. Lo hacen todo con tacto y no quieren regalos usados: busca a una familia que compre una bicicleta nueva y se envuelve como si la hubieran podido comprar sus mismos padres. En la manzana 14 del barrio del Guadalquivir se han hecho ya tres espectáculos musicales.
El proyecto se ha extendido a la parroquia vecina de San Martín de Porres, en la calle Motril, y tiene la colaboración de la Delegación de Juventud del Ayuntamiento de Córdoba, del Cabildo y del Obispado. La hermandad de la Sentencia beca a muchos niños y de entre los que acuden, el sacerdote piensa que muchos serán premonitores y monitores y heredarán «la tarea preciosa de cambiar las cosas».
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