Patios de Córdoba 2023 | Diez curiosidades sembradas en la Fiesta
Desde el más antiguo, al que cuenta con mayor variedad floral o los ya desaparecidos, ABC destaca diez singularidades de los Patios de Córdoba
Dónde comer en Córdoba con patios bonitos y con encanto
Patios de Córdoba 2023 | Rutas y plano para no perderse
Visitantes en uno de los Patios de Córdoba abiertos este mayo festivo
Las moradas cordobesas que en mayo abren sus puertas para mostar la belleza de sus patios guardan no solo los secretos de una tradición indisolublemente unida a la ciudad, sino también curiosidades que sus propietarios ensalzan; extravagancias que despiertan aún más si cabe el interés ... por estos recintos que cada primavera deslumbran por su explosión efímera de colores que deslumbran y que destaca, aún más, el añil de sus macetas.
También el propio certamen de los Patios de Córdoba, que se celebra desde 1921, atesora a lo largo de su dilatada trayectoria historias y rarezas que solo conocen quienes se adentran de lleno en esta popular celebración.
El patio con más variedad floral
Es difícil otorgar este título de forma contundente, pero lo que sí está claro es que uno de los patios de Córdoba que cuenta con más especies de flores diferentes es Duartas, 2. Dispone de más de 400 macetas con una interesante colección de plantas de sombra. En este recinto destacan, además, las flores de temporada y las exóticas, algunas de gran tamaño. Llama la atención, igualmente, su rincón de plantas aromáticas.
Este patio cuenta, igualmente, con árboles de pequeño porte, y ha llegado a albergar un nectarino, trompeto, limonero, pacífico, jazmín, naranjos de diferentes tipos... Uno de sus 'habitantes' más antiguos es un jazmín de grandes dimensiones con más de 35 años a sus espaldas.
El patio más antiguo
De todos los que concurren al certamen, el Patio de Córdoba más antiguo es el que se abre de par en par en la conocida Casa de las Campanas, Siete Revueltas, 1, que se levanta desde el siglo XIV en la calle del mismo nombre. La edificación constituye uno de los pocos ejemplos que se conservan en la capital de mudéjar de inspiración nazarí. Su origen sería una importante residencia de la Baja Edad Media.
Además de ser casa de vecinos, la casa que acoge este patio albergó una fundición de campanas, según relata Ramírez de Arellano. De ahí su nombre que conserva hoy día. Además, también fue una escuela de niñas, donde aprendían costura y la doctrina cristiana.
Este patio alberga gran cantidad de plantas diferentes, entre las que figuran begonias, pendientes de la reina, jazmín amarillo, pitosporo, pacíficos, geranios y gitanillas.
Cuidadoras octogenarias
Los Patios de Córdoba han logrado sobrevivir tantos años, principalmente, por el trabajo, tiempo y esfuerzo que han invertido en ellos sus cuidadores y cuidadoras. Actualmente, las nuevas generaciones están tomando el relevo, pero siguen al frente de algunos de los recintos vecinos y vecinas que han dedicado toda su vida a sus macetas.
La cuidadora más longeva de los Patios de Córdoba es Ana de Austria, de San Basilio, 22, que roza los 88 años. No hay mañana que no vele por el buen estado de sus macetas, a las que cuida con mucho mimo.
Otra octogenaria cuidadora es Ana Muñoz (86 años), propietaria de Tinte, 9. Desde que era niña aprendió de su abuela cómo mantener vivo su patio. Aunque se ha ocupado ella sola durante mucho tiempo a mantener las plantas, ahora sí cuenta con ayuda.
Patios desaparecidos
El paso del tiempo ha dejado en el olvido y convertidos en ruinas muchos Patios de Córdoba que antaño deslumbraron a propios y extraños. Es el caso de Badanas, 15, que consiguió diez primeros permios en los 25 años que concursó en el certamen. Era un auténtico patio de vecinos -llegaron a vivir en él hasta 19 familias- y contaba con unas 2.000 macetas.
En la actualidad, el patio se encuentra cerrado y abandonado. Años atrás, Bodegas Campos estuvo intentando hacerse con él, pero no hubo acuerdo por el precio. Ambas casas son colindantes.
En pleno barrio de San Agustín, la casa número 12 de la calle Montero reunía tres patios engarzados, que merecieron premios en 1965 y 1972. También queda plamado en el papel y en la retina de algunos el recuerdo de Albucasis, 6, otro recinto perdido.
Los Patios en los libros
La literatura se ha alimentado de la belleza de los Patios de Córdoba para sus historias. Entre las primeras que se suelen evocar, destaca 'La feria de los discretos', de Pío Baroja. Baste como ejemplo un pasaje del libro que el autor vasco dedicó a Córdoba y en el que describe un patio. «En el fondo, por entre los barrotes de la cancela, muy a lo lejos, al final de una galería oscura, se columbraba un huerto lleno de luz, y esta zona de sombra, terminada por un foco de claridad, recordaba los juegos de luces de las tablas de los antiguos pintores».
Azorín, contemporáneo de Baroja, también se detuvo en las costumbres festivas cordobesas. «Córdoba es un patizuelo empedrado de menudos quijos, una pared encalada de blanco con un zócalo azul y olor en el aire de olivo quemado».
Por otro lado, el egabrense Juan Valera describe en algunas de sus novelas a los patios cordobeses, donde transcurre parte de la narración. Así, en 'Pepita Jiménez' se lee que «cada casa tiene su puerta. Por la principal se pasa al patio enlosado y con sus columnas, a las salas y demás habitaciones señoriles...». «Las ilusiones del doctor Faustino» y «Juanita la Larga» no son ajenos a este tipo de pasajes.
Más tarde, el máximo exponente del Modernismo, Rubén Darío, daría cuenta de su paso por Córdoba. Anota el poeta nicaragüense en 'Tierras solares': «Yo, ni en Granada, ni en Sevilla, ni en Málaga he encontrado ese ambiente de antigüedad de esta capital esclarecida [en referencia a Córdoba]. Y en la estrechez y la soledad de las calles, la reja de siempre, la ventana propicia para el amorío de romance, los patios misteriosos que se entrevén».
Pozos medievales
Muchos de los recintos floreados cuentan con hermosos pozos, muchos de ellos con siglos de historia, que suelen atraer la atención de propios y extraños.
Es el caso de Maese Luis 22, donde hay uno de época medieval recuperado por su propietaria; en San Basilio, 44, hay otro de similares características junto a lavaderos comunitarios. En el patio de Martín de Roa, 7, precisamente, el rasgo que lo diferencia de los demás es que presenta uno de los mejores conjuntos de pozo y lavaderos al aire libre. Otro es el de San Basilio, 22, de tradición árabe, y que bebe del agua que llega a la fuente del Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral.
¿Sabías que las Cruces se celebraban en los Patios?
Pocos sabrán que en 1925, el Ayuntamiento convocó el primer concurso de Cruces instaladas en los Patios, que ganó la que se montó en Ocaña, 1: el premio, 350 pesetas, dotación económica que iría aumentando. Ese año se apuntaron 20, y se duplicaron al siguiente.
Solo cinco años duró esta fugaz iniciativa: se celebró por última vez en 1929, coincidiendo con la visita del dictador Miguel Primo de Rivera a la ciudad.
El patio de un poeta universal
En el número 6 de la calle Parras nació en 1921 el poeta cordobés Pablo García Baena, recinto que no dejó de visitar y que, según decía, estaba igual «que cuando yo era chico». Es de los pocos patios populares vividos que se conservan en Córdoba, con su suelo empedrado, el pozo centrado, el limonero centenario que regala su sombra, la esparraguera fina que alcanza el tejado, los geranios, la buganvilla rosa o la dama de noche.
Además, este recinto, que pudo construirse en torno al año 1530, junto con las casas colindantes componían una sola, destinada, primero a cuartel, luego a hospital, después a convento.
El patio con los muros más altos
Uno de los patios más llamativos de los que participan en el concurso municipal es el que se localiza en Martín de Roa, 9. Se carcateriza por tener los muros más altos de todo el certamen, repletos de macetas todas alineadas que no dejan indiferente.
En cuanto a la decoración, según destaca la Asociación Amigos de los Patios, «es significativa la presencia de un brocal de piedra de un pozo actualmente inhabilitado que sirve como soporte de dos macetas y de una bicicleta de paseo antigua con su canastilla de mimbre».
La antigua muralla para colgar macetas
El patio de Martín de Roa, 2, se sale del tradicional recinto por una peculiaridad muy llamativa: la integración de parte de la muralla en un frontal el patio. Para llegar a regar las macetas destaca su particular sistema de goteo. Este espacio de la ruta del Alcázar Viejo es uno de los más visitados de los denominados de arquitectura renovada o moderna.
También, destaca el suelo de enchinado cordobés, un antiguo pozo recuperado y dos columnas que recuerdan una vieja entrada existente a la antigua casa de vecinos.
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