Las obras de Sierra Boyera, que paliarán la sequía en el Norte, empezarán en una semana

Esta intervención, dotada con 4,2 millones de euros, corresponde a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, pero Emproacsa será la responsable de la gestión y la distribución del agua a las localidades de la zona septentrional de la demarcación una vez que haya concluido. La citada firma pública será también la encargada del mantenimiento de la conexión entre La Colada y Sierra Boyera una vez que expire el periodo de garantía de la obra que realizará Dragados con la asistencia de ingeniería de Paymacotas.

Del embalse de Sierra Boyera depende el abastecimiento de una población aproximada de 80.000 habitantes de las comarcas del Valle de los Pedroches y el Guadiato principalmente, y se encuentra en una situación crítica, con apenas un 12 por ciento de las reservas. No en vano, los ayuntamientos de esta zona de la provincia están endureciendo las medidas para ahorrar agua.

A pesar de que las reservas en los pantanos del Norte están en niveles desconocidos desde la sequía de los años 90 del siglo pasado, Emproacsa sigue siendo optimista. «Creemos que la obra terminará a tiempo, y los datos que manejamos es que hasta entonces hay suficiente agua», apostilló ayer en este punto Esteban Morales. Así, los cálculos de la entidad dependiente de la Diputación son que el suministro no corre peligro en los próximos cinco meses. «Las temperaturas nos están ayudando, porque se han moderado desde mediados de agosto, lo que hace que haya menos evaporación, además de menos consumo», agrega el presidente de Emproacsa, que también confía en que el inicio de la normalidad laboral tras las vacaciones y la vuelta de la actividad escolar disminuyan al mínimo el gasto de agua en las segundas residencias de las zonas rurales, con un consumo elevado por el uso de las piscinas y el cuidado de los huertos domésticos.

Las cuentas de Emproacsa no convencen a la mayoría de los alcaldes de Los Pedroches y el Alto Guadiato, que a mediados de este agosto advirtieron de que temían quedarse sin agua en dos meses, esto es, en las primeras semanas de octubre. El responsable de la empresa de la Institución provincial es consciente de la preocupación de los regidores: «Los alcaldes son los primeros que presionan, por eso queremos hacer un llamamiento a la tranquilidad», dijo Esteban Morales, que informó de que la compañía que preside tiene previsto organizar una visita a las obras de urgencia de Sierra Boyera con los responsables municipales en cuanto los trabajos comiencen, y con la idea de que constaten el avance de los mismos.

Si las llamadas a la calma de Emproacsa son recurrentes, también es un hecho su inquietud por el desarrollo de los acontecimientos, sobre todo si el final del verano sigue siendo seco y el otoño saluda al calendario con sol y no con precipitaciones. Así, la firma de la Diputación va a convocar de nuevo a partir del próximo lunes a su comité de la sequía para evaluar la situación, revisar los aforos a los municipios y poner sobre la mesa las medidas de urgencia que estime oportunas. Entre estas últimas se encuentra la posibilidad de contratar a empresas con camiones cisternas especializados para distribuir agua en los lugares que se queden sin ella, tal y como informó ABC en su edición del pasado 20 de agosto.

La aceleración de los trabajos que corresponden a la Confederación Hidrográfica del Guadiana corre en paralelo a las gestiones que realiza la Junta de Andalucía para empezar la actuación que es de su competencia, y que consiste en la conexión definitiva -permanente y no de urgencia- entre La Colada y Sierra Boyera. En este sentido, el delegado de Agricultura de la Administración autonómica, Juan Ramón Pérez, insistió ayer en que todo depende del momento en el que la consultora a la que se le ha encargado el proyecto entregue el mismo, y que él espera que sea a comienzos de este mes de septiembre. El siguiente paso será la declaración de urgencia de la intervención, que ha de hacer efectiva el Consejo de Gobierno. La intención de la Junta es sufragar esta obra con cargo a los fondos disponibles del canon del agua, un impuesto finalista que lleva años recaudándose sin que apenas se haya tocado.

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