Martínez Rücker y Moreno Calderón

Junto al análisis de su vida y obra, en presencia de algunos de sus descendientes y numeroso público, Juan Miguel no defraudó en su habitual manera de expresarse, con cariño hacia Córdoba pero también con sutil crítica a la indolencia de los cordobeses. Así, se cuestionó cuántos cordobeses conocen de Martínez Rücker algo más de que es el nombre de una calle de Córdoba en el barrio de la Catedral (donde nació el músico en 1861) y de que tiene un busto en los Jardines de Agricultura. Probablemente desconocen los cordobeses su importancia clave en la historia del Conservatorio, que tan decisiva resulta para la gran vertiente musical de Córdoba o la faceta de Martínez Rücker como compositor, uno de los más importantes del romanticismo español, con numerosas obras para piano y orquesta. De igual forma, quizás ignorarán sus condecoraciones de las cruces y encomiendas de Alfonso XII, Carlos III, Isabel la Católica y Cristo de Portugal y las palmas de oficial de la Academia de Francia. Tuvo plaza de honor en el Real Instituto Musical de Florencia y diversos títulos de honor y de mérito de Conservatorios y Academias de Lisboa, Ferrara, Pau, Sevilla, Valencia y otras localidades.

Se cuestionó Moreno Calderón qué habría sido de la música en Córdoba si Cipriano Martínez Rücker hubiese aceptado la oferta de trabajar en Madrid, donde había ido a formarse y donde eran apreciadas sus capacidades. Sin duda, habría gozado de mayor gloria y reconocimiento. Sin embargo, prefirió volver a su ciudad natal y dedicar a ella su talento y trabajo. Algo que le honra y que engrandece el análisis de su vida y obra en este centenario. Aquella noche, con las palabras de Juan Miguel Moreno Calderón, flotó en el Salón de los Sentidos del Círculo el gran debate de si Córdoba sabe o no sabe apreciar la valía de sus hijos, si les da posibilidades para triunfar o, en cambio, los sumerge en un olvido de indiferencia y envidia. Quedó claro, en cualquier caso, con ejemplos como Martínez Rücker y la conferencia de Moreno Calderón que, a la larga, la memoria de Córdoba es justa y agradecida con aquellos buenos hijos que escogieron el camino de amarla y servirla.