PASAR EL RATO
Pedro nuestro
Hágase tu corrupción, así en la sociedad como en el partido
El PP gana por primera vez las elecciones europeas en la provincia de Córdoba
El presidente y su esposa, en un acto electoral para las europeas
Tanta desgana observo en el partido, compañeros, que por doler me duele hasta el aliento de los mítines. Catedrática mía, Begoñita, acércame el colutorio anestesiante. Os siento desapegados, vosotros no me amáis como decíais que me amabais, como yo merezco ser amado. Hubo un ... tiempo en que cuando Mi Persona iba a entrar en el Consejo de Ministros, la de Hacienda, que tiene la voz cazallosa de tanto alabarme a gritos, doblaba la rodilla ante mí y me besaba la mano. ¿Cómo iba a contrariarla?
Yo le acariciaba la cabeza, asumiendo, magnánimo, el riesgo que venía de aquel recipiente lleno de sospechas. Y ella ronroneaba, emitiendo soniditos de gata con la voz tomada; hasta que un conserje la sacudía con delicadeza, porque iba a empezar la sesión. Cómo olvidar aquella invocación del fofito Bolaños, al comienzo del primer Consejo de Ministros que celebramos después de la exaltación judicial de Begoña. La entrecomillaré, tanto me emocionó. «Pedro nuestro que estás por los suelos, no judicializado sea tu nombre; vengan a nosotros tus ministerios; hágase tu corrupción, así en la sociedad como en el partido. Nuestro porcentaje de cada día dánosle hoy; y no nos dejes caer en la tentación de la verdad, el bien y la justicia. Amén». La última frase me humedeció los ojos. He aquí que mi magisterio no había sido en vano. Tengo que preguntarle a Marlaska, que nunca se entera de nada, si Bolaños ha recibido formación religiosa. Sufro. Estoy solo. Al ministro de Transportes no lo tomo en consideración porque es un gañán de la sensibilidad, un estreñido de los afectos. Está bien para detener los trenes con sus propias manos o para mortificar a Núñez, que debería dedicarse al comercio, y no me cae mal el pobrecito hablador del PP.
Recuerdo el día en que conocí a Begoña. Todo cambió. Especialmente para ella. Y para Barrabés, para Javier Hidalgo, Víctor de Aldama, Air Europa, el Rector de la Complutense… Pero no quiero ponerme sentimental. Las recientes elecciones europeas, qué aburrido es triunfar siempre, me han hecho tomar conciencia de mi verdadera estatura, de mi dimensión universal, celestial, incluso. No me disgustaría la posibilidad de ser elegido Papa, en unas elecciones controladas por mí. Y por el Espíritu Santo, si fuera imprescindible, que tiene toda mi consideración.
Al Papa actual lo nombraré presidente de Palestina, para mantenerlo ocupado. Estoy dispuesto a simultanear Roma con el Gobierno de España, España ante todo, Majestad. Desde el Vaticano podría excomulgar a Puigdemont, y crearle a Begoñita una cátedra de Transformación Religiosa Competitiva de los siete pecados capitales. La soberbia, que figura inexplicablemente en primer lugar, me parece sobrevalorada. Tiene más fuerza comercial la envidia, que es lo que Mi Persona despierta en la pobre ultraderecha mendicante. Si para lograr el Papado es necesario creer en Dios, lo que desmiente la historia, pues creeré en Dios. Un cambio de opinión más, qué importa a mis votantes. Que Dios los bendiga. Yo espero poder hacerlo pronto.
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