Pasar el rato

Educación católica en Córdoba

En un paisaje político de quema de conventos retórica, no me sorprendería que esos niños figuren ya en los archivos del Ministerio del Interior

Después de oír a Patxi López en el Congreso de los Diputados emitiendo sonidos de remoto parentesco con el lenguaje humano, pienso que la Transición ha sido un fracaso del sistema educativo español. Es probable que se diseñara pensando en la conveniencia de ... ese fracaso. Un pueblo ignorante es un pueblo obediente. Al joven López lo complementan en sus hazañas intelectuales otros pensadores de la misma escuela oratoria: Yolanda Díaz, Ione Belarra, el ministro de Transportes, Gabriel Rufián… Y sobre todos ellos, sublime y plagiario, Pedro Sánchez, donde encuentra acomodo la mentira. Todos ellos han perdido el control de sus esfínteres retóricos, e inundan España con los licores de su vulgaridad. Pero tienen el poder, y nos han privado del paraguas de la inteligencia, convertida en una cuestión de Estado. Atrévete a pensar y paga las consecuencias. En este ambiente de exaltación intelectual y moral llamó mi atención una pequeña noticia publicada por ABC hace pocos días. «Mil alumnos participan en el VII Encuentro de Educación Católica». A Córdoba se refiere. Heterodoxa Córdoba, tan lejos de Pedro Sánchez y tan cerca del Espíritu. No sólo en la capital, también en la provincia hay niños disidentes. Leo en este periódico escandaloso, un pseudomedio, que en los colegios católicos de la provincia de Córdoba estudian 25.000 niños. Y mil de ellos estuvieron en la Catedral en el VII Encuentro de esa equivocación social que es la educación católica, acompañados por profesores y capellanes. Todos bajo la inexplicable presidencia de ese agitador que es el Obispo de la Diócesis, y que aparece en este periódico en carne fotográfica, saludando a los niños. Dejad que los niños me saluden a mí, como yo los saludo a ellos. Y todos sonreían. En un paisaje político de quema de conventos retórica, no me sorprendería que esos niños figuren ya en los archivos del Ministerio del Interior, como sujetos potencialmente peligrosos para la seguridad del Estado. Lo verdaderamente peligroso es que esos niños están siendo educados para ser buenas personas. Sus profesores saben que vivir es avanzar hacia uno mismo, y los hombres y las cosas vuelven siempre a sus orígenes. Cuando crezcan, esos niños tendrán amigos creyentes y no creyentes, de derechas y de izquierdas, y todos serán buenas personas. Porque el único criterio de selección que les inculcan en sus colegios es el de hacer el bien. Rodearse de buenas personas, ahí está todo. A esos niños les están enseñando que Dios existe, y que es, fundamentalmente, bondad. Por eso, al final de los tiempos acogerá en su Paraíso a todas las buenas personas que en el mundo hayan sido, con independencia de su fe, si es que tenían alguna, o el partido político al que votaron. Si fueron buenas personas, qué importa que no creyeran en Dios. Ya creerán cuando lo vean.

Los niños del Encuentro eran alumnos de 5º y 6º de Primaria. Eso son 11 y 12 años esplendorosos. A esa edad se sabe ya con toda certeza que los Reyes Magos existen y no son los padres. Para ellos, vivir será volver a la infancia.

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