DESDE SIMBLIA
Patas cortas
Sánchez habla de seguridad, en lugar de rearme, que es lo que se ha dicho en Europa, llamando a las cosas por su nombre
El Gobierno de Sánchez no sabe ya cómo abordar la autovía para la N-432
José Calvo Poyato: 'Daza Valdés'
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Iniciar sesiónUn conocido dicho sostiene que las mentiras tienen las patas cortas. Se pudo ver cuando Zapatero afirmaba, en 2010, que la economía machaba como un tren —ahora Sánchez dice que va como un cohete, aunque mucha gente tiene cada vez más difícil ... llegar a fin de mes— y que la terrible crisis sufrida entonces quedaba atrás. Los seis millones de parados no eran algo significativo Zapatero quien nos dejó una pésima herencia económica e ideológica. Bastó una llamada de teléfono del entonces presidente de los Estados Unidos Barack Obama para que admitiese que la crisis era pavorosa y corriera, en horas veinticuatro que diría Lope de Vega, a modificar la Constitución para hacer frente al abismo al que se asomaba España. Tuvo que abandonar sus mentiras de los brotes verdes.
Estos días asistimos a otra situación donde las mentiras del presidente Sánchez —eufemísticamente las llama cambio de opinión— ponen de manifiesto que tienen las patas cortas. Ha estado engañando a sus aliados de la OTAN afirmando que el gasto militar de España —el más bajo en porcentaje del PIB de todos los integrantes a la Alianza Atlántica— llegaría al dos por ciento en 2029. En realidad, en los últimos años se ha situado en poco más del uno por ciento y, ante el nuevo panorama que ha provocado la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, la necesidad que tiene Europa de rearmarse es urgente. Ahora se pide más del dos por ciento y Sánchez no sabe como salir del laberinto donde lo han metido con sus propias mentiras. Por eso habla de seguridad, en lugar de rearme, que es lo que se ha dicho en Europa, llamando a las cosas por su nombre. Se encuentra con que en el momento de plantearlo una parte de su gobierno vota a favor de que España salga de la OTAN. Quiere, buscando engañar una vez más, que inversiones destinadas a la lucha contra el cambio climático sean consideraba como gastos de defensa, lo que ha sido acogido con un rechazo total en Europa y con cierta sorna en algunas partes.
Para quien, por mantenerse en la Moncloa, está en manos de formaciones como los independentistas catalanes o los nacionalistas del PNV que no quieren un aumento del gasto en defensa y que España tenga un ejercito moderno, fuerte y bien equipado, la cosa se le complica. Tampoco lo quieren sus socios de extrema izquierda que rechazan cualquier aumento del gasto militar, pero curiosamente guardan un silencio, que tiene mucho de oprobioso, cuando se trata de la maquinaria militar de Putin. Sánchez está atrapado en un laberinto por sus propias mentiras y ha llegado a un punto en que le resulta difícil engañarlos a todos al mismo tiempo. Eso, aunque busque prescindir del Congreso, tendrá consecuencias antes o después.
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