desde simblia
Hace calor
Las medidas contra el calor que se nos ofrecen en los medios de comunicación son las que las gentes han visto tomar a sus padres y a abuelos
Aquella ciudad
Córdoba
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Iniciar sesiónLa noticia con que abren los informativos de las televisiones, como si se tratara de una novedad, es que hace calor. Solo por un día el calor pasó a un segundo plano al haberse producido un incendio en la Mezquita-Catedral que, afortunadamente no pasó ... a mayores, gracias a la rápida y eficaz intervención de los bomberos cordobeses.
En los primeros momentos, cuando la noticia se difundía por las redes, había cundido rápidamente una gran alarma por las consecuencias que podía tener, además de que se tenía muy reciente lo que se había vivido en Notre Dame, de París.
El incendio ha dejado pronto de ser noticia porque las consecuencias no se convertían en una tragedia y lo incendiado, que algunos llamaban la capilla de Almanzor —ahí queda el nombrecito— era un espacio de cincuenta metros cuadrados.
Los informativos volvieron rápidamente al calor como noticia de cabecera, que ahora llaman ola de calor. Es lo que en Córdoba se ha denominado toda la vida como los calores —es un grado más que el calor— que son propios del verano.
La dureza del estío, particularmente en lo que se denomina el tiempo que transcurre 'entre las vírgenes', en referencia a la del Carmen, 16 de julio, y la Asunción, 15 de agosto, ha sido una constante en Córdoba.
Ahora, probablemente para dar más énfasis a lo del cambio climático, nos es presentado poco menos que como novedad. Cierto que a un cordobés y también a muchos andaluces, principalmente del valle del Guadalquivir, puede llamarle la atención que, en tierras de Orense, en la húmeda Galicia, se den algunas de las máximas de toda España o que eso también ocurra en Bilbao o Barcelona.
Cuando las altas temperaturas de toda la vida por estas latitudes se dan en una de esas ciudades, entonces el calor tiene graves consecuencias laborales y se habla de estrés térmico y de las dificultades para trabajar con normalidad.
Las mismas temperaturas bajo las que han trabajado toda la vida los gandules y perezosos andaluces, en opinión de algunos de esos ciudadanos estresados de las mencionadas ciudades.
Las medidas contra el agobiante calor que se nos ofrecen en los medios de comunicación son las que las gentes que viven por estos pagos, han visto tomar a sus padres y a sus abuelos y ellos, a su vez, lo aprendieron de los suyos: hay que beber agua, se deben bajar las persianas, ha de buscarse la sombra y en la medida de lo posible evitar salir a la calle en las horas centrales del día.
Hace calor, pero vivir para ver lo que nos cuentan.
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