Cómo impacta la Unión Europea en Córdoba: las claves de la realidad detrás de las elecciones

A priori no son los comicios más determinantes, pero la relevancia que alcanzan en cada uno de los 649.000 electores llamados a las urnas puede que diste mucho de la importancia que las decisiones adoptadas en el Parlamento Europeo y, posteriormente, por la Comisión tienen para este territorio.

Hay varios aspectos que son troncales, pero las ramas llegan hasta la organización profesional, los coches eléctricos que podemos comprarnos, o por donde pueden circular o incluso lo que se dilucida cada mañana en un pupitre escolar.

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El ámbito que se lleva todos los focos es el campo, uno de los pilares económicos de la mayoría de los municipios cordobeses. La nueva Política Agraria Común (PAC) está vigente hasta 2027 y ha suscitado encendidas protestas de los agricultores cordobeses en los últimos tiempos por las exigencias ambientales, la excesiva reglamentación y burocracia frente al un contexto crítico de costes y rentabilidad.

La provincia de Córdoba percibe unos 320 millones de euros por la PAC de manera directa. Este volumen de ingresos que perciben agricultores y ganaderos representan en una media en torno al 30 por ciento de la renta agraria.

Hay alrededor de 40.000 perceptores de estas ayudas en un sistema en el que se entrecruzan los pequeños agricultores con los mayores propietarios y donde la diversidad de cultivos y percepciones dibuja una panoplia amplia. Una de las quejas recurrentes del sector en estos últimos tiempos ha sido la pérdida de fuelle de ese canal de ayudas. Casi un tercio de toda la bolsa de retribuciones que llegan a los bolsillos del agro.

La base socioeconómico de comarcas enteras, desde la Subbética al Alto Guadalquivir o el Norte se sustenta en este marco agrario común de 28 países, por lo que cada decisión que se adopta es muy sensible a los efectos que tenga en la economía cordobesa.

El otro gran conducto por el que llegan cantidades millonarias son los llamados fondos de cohesión. Actualmente existen cuatro tipos. Uno son los Fondos Europeos de Desarrollo Regional (Feder), cuyo objetivo es fortalecer la cohesión económica, territorial y social en la Unión mediante la corrección de los desequilibrios de desarrollo entre sus regiones.

Otros se denominan Fondos Sociales Europeos Plus (FSE+), principal fondo para invertir en las personas (empleo y vis social, especialmente). El llamado Fondo de Cohesión, que tiene como objetivo la reducción de las disparidades económicas y sociales mediante la inversión en medio ambiente y transportes. Y, finalmente, los Fondos de Transición Justa, con el objetivo de aliviar, en las regiones más afectadas, los costes socioeconómicos derivados de la transición hacia una economía climáticamente neutra (el ejemplo del Guadiato).

Estos canales son los ordinarios, pero según las coyunturas y las decisiones soberanas de todos los socios, se arbitran otros fondos como por ejemplo los que nacieron de la pandemia para restituir el daño que generó en economías como la española. Aquí los conocidos Next Generation (un misterio sin apenas repercusión en Córdoba).

A España le asignaron 163.000 millones de euros de los que apenas se han ejecutado un 20% en la vía privada, puesto que el gran grueso se ha quedado en manos públicas. Pero también otras líneas como los Edusi, con actuaciones sostenibles en el ámbito municipal, y que ahora, precisamente, andan en discusión en Córdoba capital por su grado de ejecución (han representado casi 15 millones de inversión, con un suplemento de las arcas públicas).

De todos estos fondos, cuya cifra específica para Córdoba es casi imposible de calcular por las diferentes administraciones y áreas por las que llegan, deben salir carreteras, apoyo a la iniciativa privada (por ejemplo los Grupos de Desarrollo Rural en las comarcas), equipamientos, actuaciones ambientales, mejora del suministro de agua, innovación, eficiencia energética, movilidad, corredores ferroviarios de mercancías que conectan con la red de Europa central... El horizonte vigente es el de 2021-2027, con tres años más para justificar estas inversiones públicas. De facto, finales de 2030.

Pese a este esfuerzo inversor y esta gran cantidad de fondos anunciados, licitados y no así ejecutados, los últimos datos de Eurostat, el ente estadístico de la Unión Europea, siguen poniendo en el furgón de cola a provincias como Córdoba en niveles de convergencia económica con la media de la UE-28.

En concreto, no llega al 70 por ciento del PIB per cápita medio. cierto es que en los últimos años la tasa de paro de Córdoba ha ido disminuyendo, no con cierta polémica por el asunto de los fijos discontinuos.

Ahora mismo se sitúa en el 14,7%, cuando ha llegado a superar el 30%. Aún así, dista todavía de los guarismos medios de la zona comunitaria. Y aquí es donde inciden directamente los fondos sociales que llegan para la inserción laboral de colectivos en riesgo o en grupos de edad para los que se antoja más complicada la contratación (incluyendo a los más jóvenes).

De otro lado hay parámetros como el turismo donde la libre circulación de personas entre los países miembros (Tratado Schengen) tiene una especial incidencia. Ese flujo flexible de europeos hace más atractivo el flujo de turistas.

En este sentido, y según los datos del INE sobre la Encuesta de Ocupación Hotelera, en los últimos años el peso específico de ciudadanos de esta zona alcanza casi el 25% en la tarta total de visitantes y pernoctaciones. Alejado el efecto de la pandemia del coronavirus, franceses, italianos, británicos, alemanes o portugueses están en lo más alto de la tabla de fieles a las callejuelas de Córdoba incluso a sus parajes naturales.

Nuestros vecinos los galos con casi 60.000 visitas registradas en hoteles encabezan este ránking, seguidos por los viajeros transalpinos, que bordean los 50.000, y algunos pasos más atrás los germanos, en la frontera de los 35.000. Hay una mayor cuota de viajeros nacionales, si bien, en lo que llevamos de 2024, los trozos de tarta se están equiparando, puesto que el turismo internacional fue uno de los más perjudicados en su momento por la Covid-19.

Las políticas migratorias son otra constante en la hoja de ruta de Bruselas. El control de las fronteras y la entrada de inmigrantes irregulares ha copado parte del debate electoral, pero es una realidad diaria. Aunque Córdoba se ha convertido en lugar de estancia fugar de algunos cupos de personas llegadas a nuestro país por Canarias o las costas del Mediterráneo, no es un destino final para quienes buscan su futuro fuera de sus países de origen.

Sin ir más lejos, las últimas estadísticas sobre población daban cuenta del poco peso que hay en la pirámide demográfica de los extranjeros. Todos los expertos apuntan a la misma dirección: sin ser una economía potente, sino débil y estacional -se salvan las necesidades de un campo en caída de las producciones-, no es un foco de atracción.

A 1 de abril de 2024 residían en la provincia de Córdoba 26.989, que apenas representan un 3,5 por ciento del total. En el arranque de este año, además, el conjunto de la provincia ha perdido 2.264 personas con bajada en ambos orígenes: 1.766 nacionales y 498 extranjeros.

Córdoba ha sido la provincia española con más pérdida de habitantes en el último año. Y tanto este problema de despoblación como el del agua -con el episodio del Norte y la falta de agua potable- son dos asuntos en los que todas las instancias políticas y económicas de la provincia miran más a Europa pidiendo más apoyos y salidas.

La que representa una novedad que tiene un encaje absoluto en la Unión Europea venidera es la Base Logística del Ejército de Tierra 'General Varela'. Primero, porque la aportación económica comprometida por el Gobierno de España en su puesta en marcha (unos 260 millones que podrían ser más, puesto que el coste total se ha elevado hasta los 500 millones) va a tener un pozo de recursos en Bruselas.

Pero a nivel estratégico, por su posición en el flanco sur de todo el perímetro comunitario y su defensa, con unas instalaciones de referencia para el Eurocuerpo (Ejército Europeo), de alta tecnología y en el escaparate de la logística militar del futuro.