Time Lapse

Alturas y harturas

La Torre del Agua cierra una etapa donde se pensaba en alto y se maniobraba por abajo

Las obras de la Torre del Agua, el edificio que corona el Cortijo del Cura y pone la tilde a la glorieta Amadora, han terminado. Dos veces ha salvado el noqueo de las crisis económicas y emerge como un icono del ... expansionismo en Poniente con sus casi 50 metros de alto en catorce plantas a todo confort. Se ideó en 2007, el pinchazo del ladrillo la tumbó. El proyecto se retomó en 2016 y los problemas con la constructora la varó en 2019 dejando a propietarios y banco en la cuerda floja. Un empresario cordobés ha rematado la faena y saca a flote un proyecto que cierra década y media de debates de alturas y harturas interminables.

Porque hubo un tiempo en que se pensaba hacia arriba y se maniobraba por abajo. En aquel entonces, el urbanismo ideológico, tan presente en toda Córdoba ayer, hoy y puede que mañana, rasuró las pestañas del 'Ojo del Califa', el imponente hotel y centro de convenciones que Carlos Ferrater pintó para Prasa (trece plantas coronando Vallelano) en el viejo Meliá y que acabó demolido por la presión política, dejándonos en herencia el edificio más feo, probablemente, que jamás se haya planteado la ciudad.

Luego llegó la respuesta del aparato socialista y poderoso de la Junta de Pepe Griñán. Casi como una especie de reacción formalista y soberbia a estos aires catetos de subir plantas por subir -mientras las parcelas ilegales se comían el término municipal en horizontal, hipotecando servicios-. Una 'megatorre' de Vázquez Consuegra en el solar de la Noreña -hoy baldío en parte- para que la ostentación soberana del 'régimen' aquilatara despachos. Pero las mismas crisis enterraron los planos y ya se sabe que en la Junta acabaron vendiendo sus sedes y realquilándolas para tapar serios agujeros. Hoy las ínfulas de aquella megatorre se han quedado en una práctica operación de reciclaje de los antiguos juzgados con fondos UE.

Se abre ahora un nuevo melón urbanístico, sin prisa pero sin pausa. Un nuevo modelo de ciudad bajo el sello pragmático de un alcalde de igual signo. Aunque puestos a revisar, no estaría de más hablar un poco de altura sin tanta hartura.

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