Ciudadanos, sin líderes, ni proyecto, ni dinero, lucha por la supervivencia en Andalucía

El partido tiene que tirar de nombres desconocidos para la gestora que encuentre los próximos dirigentes

El Gobierno de Juanma Moreno rescata a decenas de cargos de los naranjas en su nuevo Ejecutivo

Juan Marín, la noche electoral del 19-J, cuando presentó su dimisión V. gómez

M. Moguer

Sevilla

Ciudadanos en Andalucía ha pasado de los cielos de gobernar junto al PP en la Junta a los infiernos de estar a un paso de su desaparición. Sin embargo, el partido se resiste como gato panza arriba a darse por vencido y protagoniza estos días ... el último intento para resucitar como la opción liberal que su menguante dirección asegura que España y Andalucía necesitan. La formación, de hecho, nombró la pasada semana una gestora para liderar la travesía en el desierto que atraviesa. En ella no hay nombres conocidos. Al contrario, son afiliados de base, cargos locales. Tan solo el nuevo responsable de Organización, Andrés Reche, ha tenido responsabilidad como secretario delegado de Organización con el equipo de Juan Marín, aunque era considerado de una facción crítica con el político gaditano. Con Reche estará Isabel González como responsable de acción institucional; Clotilde Salvador, en Comunicación; y Carlos Pérez, Miguel Moreno, Pilar Lucio y Concha Insua como vocales.

Sorprende que un partido como Ciudadanos, que ha estado en el Gobierno andaluz y ha tenido líderes provinciales y regionales así como un gran cuadro de mandos medios, no haya encontrado personas de más relevancia para gestionar su proyecto en un momento tan delicado. Eso, quizás, es lo que mejor da la nota del momento que atraviesan los naranjas: hay complicaciones para encontrar quién dé la cara. El temor a que las elecciones andaluzas hayan sido el tiro mortal para la formación que les lleve a expirar en las locales paraliza muchas ambiciones.

Todo apunta a que Marín acabará igualmente en un alto puesto con el nuevo Gobierno de Juanma Moreno, aunque primero, indican personas cercanas al político, su plan es dejar el partido naranja

Explican fuentes del partido que todo se vino abajo tras las elecciones. El plan, señalan quienes han tenido altos cargos en la formación, era que Marín cediese su escaño tras los comicios a Marta Bosquet, hasta entonces presidenta del Parlamento para aceptar un cargo en la Junta y que ella y Rocío Ruiz, que ejerció como consejera de Igualdad pilotaran la nueva fase de la formación. pero no hubo escaños que ceder. Todo apunta a que Marín acabará igualmente en un alto puesto con el nuevo Gobierno de Juanma Moreno, aunque primero, indican personas cercanas al político, su plan es dejar el partido naranja. El político no quiere mezclar siglas ni que le tachen de 'chaquetero', un adjetivo que ya ha escuchado en su carrera. Tanto es así que, pese a que Moreno le ofreció un puesto tras las elecciones, prefiere esperar unos meses para aceptar. En otoño, es más que previsible, volverá a la Junta de Andalucía.

Quienes sí se han quedado en el Gobierno andaluz son muchos de sus colaboradores. El PP no quiere cambiar lo que funciona y, además, es un pago a los de Arrimadas por su lealtad hasta el final. Los cuadros del nuevo Ejecutivo andaluz están trufados de nombres de Ciudadanos.

Cuchillo en caída

Hay una máxima para quienes juegan en Bolsa: 'nunca cojas un cuchillo que cae'. Eso vale para no apostar por empresas a la baja en su cotización. Pero también para advertir a quienes sientan la tentación de liderar ahora mismo con un proyecto en respiración asistida. ¿Habrá futuro para Ciudadanos en Andalucía? Lo dirán los votantes. Pero, por ahora, el horizonte es oscuro.

Más aún cuando se tiene en cuenta que a la mala situación de sus mandos se le suma la pérdida de militantes así como la delicada situación económica que ha supuesto salir del Parlamento andaluz. A Ciudadanos le queda una dura travesía en el desierto que, con las alforjas tan leves en fondos y apoyos, podría acabar de la peor forma. Los naranjas persiguen un oasis en las elecciones de mayo que si se queda en espejismo, sería su tumba.

Porque para Cs los comicios locales son, casi, un todo o nada. Vida o muerte. Quieren llegar a las elecciones municipales con opciones de revalidar o aumentar sus 400 concejales actuales. La formación cuenta ahora mismo con 21 alcaldías, once de ellas con mayoría absoluta. Llegó a tener el bastón de mando en Granada y Linares pero como los diputados, los perdió. A perro flaco, todo son pulgas, dice el refrán.

Marín, el origen de todo

La historia de Cs en Andalucía tiene varios hitos. Y todos ellos, un protagonista común: Juan Marín. Fundador, líder y quien dimitió la noche electoral del 19 de junio tras pasar de 21 escaños a cero. Fue él a quién buscó el equipo de Albert Rivera cuando estaban en plena expansión por España. Fran Hervías, a la postre en el PP de Pablo Casado, fue quien le fichó. Ciudadanos entonces tenía fondos, ilusión y el impulso de la ola anti bipartidismo que se dio en España durante la macro crisis económica que se desató en España en 2008. El gaditano se subió al barco sin pensarlo.

Marín, un edil de Sanlúcar de Barrameda con mucho olfato para la política había fundado el partido Ciudadanos Independientes de Sanlúcar. Mucho de lo que ha llegado a ser la formación naranja en Andalucía tiene que ver con esos primeros impases: Marín como líder; sus conocidos, que viajaron con él al Gobierno andaluz y a los que se llamó 'el clan de la manzanilla', y los grandes enemigos, casi todos salidos de ese círculo de confianza...

Ciudadanos se hizo con nueve escaños en 2015 y sostuvo al Gobierno de Susana Díaz hasta su declive. Empezó así a labrarse el partido una imagen centrada que podía pactar con el PSOE en unos sitios y con el PP en otros. La bisagra liberal. Funcionó, porque en 2018 consiguieron 21 representantes en el Parlamento andaluz y pactaron con Juanma Moreno. El PP se hizo con 26. El sorpasso estuvo muy cerca. Tanto que Cs empezó justo ahí el inicio de la gran crisis actual. Rivera, crecido por las voces que le susurraron que podía llegar a la Moncloa como presidente del Gobierno, empezó a alejarse del centro que tan bien habían dibujado hasta entonces.

Con los 21 escaños y el poder llegaron las zancadillas y las luchas internas. Con el final de la legislatura, las dimisiones de quienes se bajaron del barco al ver las primeras vías de agua. Ahí surgen los dos grandes antagonistas de Marín: Sergio Romero y Rocío Ruiz.

'El clan de la manzanilla'

Romero del 'clan de la manzanilla', grupo del que él no se siente parte, dejó el partido tras ser uno de los hombres de confianza de Marín, lo que escoció más en el equipo del ya exlíder de Cs. Se fue, además, en medio de la campaña y luego no ocultó sus mensajes de apoyo a Moreno. Él confiesa que le gustaría seguir en lo público pero no con Cs. ¿Y con el PP? «A mí me gusta mucho la política, tengo experiencia», responde.

La otra figura enfrentada con Marín es la exconsejera de Igualdad, Rocío Ruiz. Eterna candidata a suceder al gaditano, le disputó la presidencia y anunció, incluso, que la líder nacional, Inés Arrimadas, le había llegado a ofrecer el cargo. Aquello quedó en nada pero dejó a la onubense y al gaditano enfrentados. Cuando Ruiz dejó el partido, después de las elecciones, Marín criticó el gesto.

Y, en esas, llegaron las elecciones andaluzas. Cs era consciente de que no había vendido los logros de sus departamentos con el mismo ahínco que el PP. La campaña fue un rosario de gestos dirigidos a conjurar las encuestas en contra. Casi todas coincidían en una caída brusca de la formación. Las más negativas, les daban por desparecidos. Esas fueron las que acertaron.

Ahora la formación lucha por atraer el voto liberal pero, reconocen desde el partido, lo tienen todo en contra: las cuentas, la falta de espacio en los medios, sin cargos que repartir... ¿Y si el partido falla también en mayo? Dirigentes de la formación reconocen que eso puede ser el golpe de gracia. El fin de Ciudadanos.

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