Atentado yihadista de Algeciras
Los agentes que detuvieron a Kanjaa: «Estaba satisfecho y rezando junto al machete ensangrentado»
El juicio a Yassine Kanjaa continúa con los informes periciales sobre su salud mental y el testimonio de los policías que lo arrestaron
Miren Landeta
Cádiz
La Audiencia Nacional ha celebrado la segunda jornada del juicio contra Yassine Kanjaa, acusado de asesinar al sacristán Diego Valencia e herir a otras personas en los ataques perpetrados el 25 de enero de 2023 en Algeciras. La sesión se ha centrado en los ... informes periciales sobre la salud mental del acusado, así como en el testimonio de los agentes de la Policía Local de Algeciras que participaron en su detención, además de otros efectivos de las fuerzas de seguridad que actuaron aquella noche.
La sesión reviste especial importancia porque los informes periciales sobre su salud mental, elaborados tras su detención, pueden condicionar el grado de imputabilidad que se le atribuya a Kanjaa ya que la defensa alega un «trastorno mental» o afectación de facultades como estrategia formal en el juicio.
Uno de los policías locales que redujo a Kanjaa ha relatado ante el tribunal que, tras detenerlo, le notaron «satisfecho», con «cara de felicidad». «Después de haber perpetrado este hecho, la cara de felicidad que él puso ante nosotros yo entendí que era por satisfacción», declaró el agente.
El policía explicó que un compañero que hablaba árabe les tradujo las palabras que el acusado pronunciaba durante su arresto: «Decía que él había sido liberado ya por su Dios», afirmó el testigo, al ser preguntado por los magistrados.
El agente detalló que recibieron por radio el aviso de que un sacerdote había sido «arremetido con un cuchillo de grandes dimensiones, lo más parecido a una katana».
Pusieron las luces y sirenas del coche patrulla y siguieron las indicaciones de los compañeros que les iban guiando «por dónde iba» el sospechoso. Al llegar al Mirador del Muro, los agentes localizaron a Kanjaa «de rodillas y de espaldas».
«Estaba allí haciendo aspavientos, como si estuviese rezando, y con el cuchillo de grandes dimensiones en el suelo, a la altura de la pierna derecha y con bastante sangre, y con una chilaba negra puesta y una especie de rosario blanco en la mano izquierda», precisó el agente.
Aprovecharon «el factor sorpresa» para acercarse por detrás «en dirección a Gibraltar, que es por donde se entiende que está la Meca», y proceder a su detención: «Nos fuimos acercando sigilosamente a la espalda suya hasta que pudimos darle alcance y echarlo al suelo para poder engrilletarlo», añadió. El detenido, según el testigo, intentó zafarse y dar patadas dentro del vehículo policial, «intentando escaparse».
La funcionaria del Cuerpo Nacional de Policía instructora del atestado, adscrita a la Comisaría Central de Información, ha expuesto una reconstrucción detallada de los hechos. La agente ha ratificado que sobre Kanjaa pesaba un expediente de expulsión del territorio nacional que no llegó a ejecutarse. Según ha explicado, en la vivienda del acusado, situada en la calle Ruiz Tagle, se intervinieron dos teléfonos móviles y la funda del machete empleado en la agresión.
La agente ha ido confirmando paso a paso la cronología incluida en el atestado policial, apoyada en las imágenes de las cámaras de seguridad del entorno, que fueron proyectadas en la sala. En ellas se observa la persecución de Kanjaa a Diego Valencia en la Plaza Alta, instantes antes de que el acusado asestara el último golpe mortal al sacristán.
Estado mental
Los peritos que analizan su caso han recordado que, en el momento de los hechos, Kanjaa presentaba «una descompensación psicótica aguda», con afectación severa de sus capacidades mentales, aunque «no estaban totalmente anuladas por su enfermedad», por lo que la Fiscalía aprecia una eximente incompleta por alteración psíquica.
La Fiscalía solicita para Kanjaa 50 años de prisión por asesinato terrorista, asesinato terrorista en grado de tentativa y lesiones terroristas. El Ministerio Público sostiene que el acusado experimentó un proceso de radicalización en los meses previos, adoptando las tesis más rigoristas del islam y eligiendo «dos templos católicos» como escenario de su acción «con la finalidad de aterrorizar a los cristianos».
El escrito de acusación detalla que, tras increpar a un feligrés en la iglesia de San Isidro, Kanjaa «golpeó una Biblia contra un banco», gritó «El mundo se va a acabar» y «Allah», antes de dirigirse a su casa, coger un machete y regresar para atacar primero al sacerdote y luego al sacristán Diego Valencia, al que asestó golpes mortales en la cabeza y el cuello en la Plaza Alta.
El juicio continuará esta semana con nuevas declaraciones de testigos y expertos, dentro de una causa que trata de esclarecer no solo los hechos, sino también el grado de imputabilidad del acusado.
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