Los hitos del gobierno de Griñán

Del Griñán presidente de la mayor comunidad autónoma de España con un presupuesto alrededor de los 30.000 millones de euros es justo esa condición de previsible la que menos le cuadra. Empezando por la propia manera de anunciar su retirada, minutos antes del primer debate sobre el estado de la comunidad de esta legislatura cuyos plazos ha trastocado con su anuncio.

No es lo único que ha trastocado en sus cuatro años como presidente de la Junta de andalucía y algo menos como secretario general de los socialistas andaluces. Si por algo se ha caracterizado la presidencia de Griñán ha sido por descolocar a todos, empezando incluso los de su propio partido.

Su perfil político correspondía al de un tecnócrata fiel servidorSiempre reacio a un pacto con los comunistas, los resultados electorales del 25 de marzo le depararon la primera de las contradicciones con una coalición con la Izquierda Unida de Diego Valderas a la que no había ahorrado dureza verbal en los debates parlamentarios de la anterior legislatura.

Pronto se vio que los socios de coalición tomaban la iniciativa política a la que Griñán no le quedaba más remedio que sumarse primero a regañadientes y luego de forma entusiasta como una forma de marcar distancias con el gobierno central del PP.

Así, fueron cayendo una tras otra medidas populistas de fuerte impacto en la opinión pública como la de las expropiaciones de pisos vacíos en manos de entidades bancarias y sociedades mercantiles impulsada por la consejera de Fomento, Elena Cortés (IU).

A esta medida claramente izquierdista replicó la Consejería de Presidencia que preside Susana Díaz (PSOE) con otra bien llamativa como la de garantizar por decreto tres comidas diarias para todos los alumnos andaluces en edad escolar recibiendo una oleada de aplausos de los bancos de la izquierda.

Griñán ha martilleado durante este último año con la proclama de los estímulos económicos para contrarrestar la austeridad presupuestaria predicada por la Alemania de Merkel y asumida por el Gobierno de Rajoy.

Griñán ha martilleado durante este último año con la proclama de los estímulos económicos Falto de impulso político, las aspiraciones de Izquierda Unida se han visto colmadas de sobra estos doce meses ocupando un espacio mucho mayor del que electoralmente ocupa. A ello ha contribuido las giras de Diego Valderas por Palestina y del alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, por fincas y supermercados andaluces durante el pasado verano para reivindicar un banco de tierras público en la región.

Las últimas medidas del Gobierno de Griñán ahondan en esta deriva radical. Ha llegado a proponer en el Congreso de los Diputados reasumir las competencias sobre la cuenca hidrográfica del Guadalquivir convirtiendo así el río grande en bandera política para escenificar el agravio centalista y ha anunciado que contrarrestará el recorte en becas del Ministerio con ayudas de hasta 1.500 euros para alumnos no universitarios que evidencien a los ojos del electorado quién está de lado de los menos favorecidos, auténtico leit motiv de Griñán en este año de coalición gubernamental con vistas en las urnas.