Albares menosprecia las quejas de los diplomáticos hacia su gestión: «He leído muchas estupideces»
El ministro asegura que el departamento de Asuntos Exteriores «se rige por los cauces habituales» de siempre y saca pecho al asegurar que sus «colegas europeos» le llaman «el ministro del milagro español»
Alberto Virella: «En Exteriores hay miedo a ser castigado, nunca hemos vivido algo así»
Madrid
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Iniciar sesiónEl ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, minusvaloró esta mañana las quejas y críticas de sus compañeros diplomáticos por la «pésima gestión» que realiza al frente de su cartera, tal y como declaró el presidente de la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), ... Alberto Virella, en una entrevista en ABC publicada hace dos días.
En uno de los desayunos informativos de Europa Press, a la pregunta sobre su falta de objetividad y transparencia en los nombramientos y ceses de embajadores –que la ADE denunció en una carta que le envió y que fue publicada por este periódico–, Albares declaró que el ministerio de Asuntos Exteriores «se rige por los cauces habituales» de siempre. Destacó que «ser embajador es uno de los puestos a los que puede pretender cualquier diplomático» y «no hay plazos mínimos ni máximos para hacerlo», con lo que intentó excusar la arbitrariedad que se ha visto estos días ante ceses de embajadores que no llevaban ni tres años en el cargo, cuando normalmente sus misiones son de cuatro años. En este sentido, señaló también que «el embajador tiene una misión» concreta y que «cuando cambia la misión o el contexto», se plantea cambiar al embajador.
Albares dijo ha leído «muchas estupideces» en la prensa estos días y menospreció las quejas de los diplomáticos, que tienen miedo a ser castigados en el ejercicio de su trabajo, y quiso hacer «un homenaje» a los trabajadores de Exteriores que se encuentran en la sede de Madrid, en la plaza del Marqués de Salamanca. «Aunque el brillo y la gloria está en la figura del embajador, la unidad más grande es su sede central, el ministerio, donde trabajan todos los funcionarios que no están fuera», apuntó Albares, al tiempo que reconoció que no «en condiciones no tan agradables», con un sueldo «sensiblemente inferior». Recordó, además, que cuando el embajador deja de serlo «no va a la calle», vuelve a la sede y ayuda a ejecutar la acción exterior.
Tras lanzar el mensaje a todos los cesados de que el ministro volverá a verles pronto, cuando vuelvan a Madrid a hacer pasillos –como se llama en la carrera diplomática a los castigados por el ministro–, Albares deslizó de nuevo que es el Consejo de Ministros quien «elige a quienes son embajadores» para desvincularse de cualquier nombramiento, pese a que los nombres que llegan a estas reuniones de Gabinete los pone él sobre la mesa.
«Buscamos a los mejores en cada momento para cada misión»
Dijo, igualmente, que en Exteriores no se guían por las ideas políticas de cada uno a la hora de designar destinos. «Hacemos abstracción», destacó, al tiempo que deslizó de nuevo que hay embajadores nombrados por él que son figuras del PP. «Buscamos a los mejores en cada momento para cada misión», alegó.
Un anuncio sin concretar
Para excusar la purga que está llevando a cabo en el ministerio, Albares hizo un anuncio con la intención de contrarrestar todas las noticias publicadas en los últimos días y justificar los ceses de embajadores como Croacia y Bélgica, el último que ha trascendido ha sido el de Corea del Sur, como publicó 'El Confidencial Digital'. El anuncio –tras las noticias de estos últimos días sobre sus vendettas personales y que tiene apuntadas en su cuardeno de Montecristo–, lo utilizó para intentar justificar las destituciones, diciendo que en Exteriores van a hacer relación «un análisis exhaustivo del despliegue diplomático en el exterior», para garantizar que es acorde en todo el mundo y así reforzar la acción de España. «Vamos a hacer una revisión del despliegue de España en el exterior de arriba abajo, para garantizar que es acorde con el peso de España en el mundo y con el lugar que España tiene en el mundo», declaró. No concretó, sin embargo, cómo será ese análisis.
Durante su intervención, el jefe de la diplomacia española reconoció que sus «colegas europeos» bromean con él y le llaman «el ministro del milagro español», para referirse entonces a todo lo que se está realizando internamente en el ministerio, «en primer lugar dentro de la carrera diplomática», sobre todo en lo referido a las mujeres, para que «cualquier niña sepa que todo está abierto a ellas» y que pueden llegar a ser diplomáticas.
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