«Jamás he pagado un helicóptero»
Paulino Rivero, presidente de Canarias
montserrat lluis
Canarias es el punto de Europa con más horas de sol. 365 días de playa al año. Paulino Rivero, sin embargo, no se quita el traje, los gemelos ni la corbata. «Los cargos hay que ejercerlos con la dignidad que requieren», opina. El maletín o ... la cartera sí que los ha cambiado por una bolsa de deporte. Su gran afición es correr y, aunque es verdad que le pisan los talones los sesenta años, pocos colegas han aguantado su intenso ritmo, también de trabajo. La suya es una carrera política de fondo, tan longeva como la democracia española, que comenzó en 1979 como alcalde de su pueblo, El Sauzal. Casi tres décadas estuvo al frente del Ayuntamiento, a la vez que ejercía de consejero del Cabildo de Tenerife o de diputado en Madrid. Hasta que en 2007, casado y con dos hijos, el maestro de primaria llegó a la presidencia de la Comunidad, donde ya no le bastan las zapatillas de atleta para correr de isla en isla.
—El año pasado, saltó la polémica por el uso que hacía para sus desplazamientos del helicóptero de emergencias. ¿Sigue haciéndolo?
—Eso me parece una... En Canarias hay una realidad muy compleja con ocho islas. El primer objetivo del presidente es estar donde haga falta y, aunque hago miles de desplazamientos en avión, a veces es absolutamente necesario coger el helicóptero porque no coinciden los horarios. Solo en situaciones muy excepcionales hago uso del helicóptero pero, si es imprescindible, por supuesto que sí.
—No parece muy estético con la que está cayendo, de todos modos...
—No cuesta nada porque tenemos contratado un número de horas y, mientras entre dentro de ese tiempo, no se cobra. Nunca he pagado ni un euro por un servicio de helicóptero. Yo creo que cuando la economía lo permita sería razonable tener algún transporte propio que facilite llegar a cada isla. Saldría mucho más económico.
—Usted, que es maestro, ¿entiende las reivindicaciones de los profesores en este comienzo de curso?
—Entiendo determinadas reivindicaciones, pero son momentos para la reflexión. Hay que hacer mucha pedagogía para explicarles que estamos en una etapa muy difícil y que los funcionarios somos los que tenemos que apretarnos el cinturón, ser ejemplares. Tener un puesto fijo es una garantía de la que no disfrutan el resto de ciudadanos. No puede ser que el funcionario trabaje treinta horas y reciba los recursos de todos.
—¿Trabajamos poco en España?
—Unos muchísimo y otros, poco. La Administración debe ser más productiva en España, sin ninguna duda. Hay que reestructurarla para lograr mayor productividad y competitividad. Es la gran asignatura de la democracia.
—¿La clase política trabaja más? Se cree que viven bastante bien...
—Unos, sí. Otros, no. Para los que asumimos la política con responsabilidad supone un enorme sacrifico. Hay que echarle mucho entusiasmo para dedicarle todas las horas que requiere. Es verdad que nadie nos ha llamado. Por eso, tenemos que asumir que la prioridad es el servicio público, por encima incluso del ámbito familiar.
—En su etapa de diputado en Madrid, presidió la comisión parlamentaria que investigó el 11-M. Los diputados no dieron demasiado ejemplo.
—No fue edificante porque España estaba fracturada, mediáticamente incluso. Importaba poco lo que se dijera en la comisión porque todo el mundo estaba posicionado previamente. Pero se aprobaron más de doscientas medidas de consenso para mejorar la seguridad.
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