Los estrategas electorales dudan

La novedad del movimiento de los «indignados» trae de cabeza a sociólogos y politólogos. Su efecto es un misterio

Los estrategas electorales dudan ÁNGEL DE ANTONIO

M. CALLEJA

El movimiento de los «indignados» ha tenido como primer éxito rotundo que se hable más de ellos en la recta final de la campaña electoral que de los mítines de Zapatero y Rajoy. Aparte de eso, los sociólogos y politólogos observan este fenómeno, nuevo en ... España, con la curiosidad de un científico al enfrentarse a un hallazgo del que desconoce prácticamente todo. Lo miran del derecho y del revés y siguen sin encontrar respuesta a las decenas de preguntas que surgen. Al final, cada cual tiene su teoría. siguen sin encontrar respuesta a las decenas de preguntas que surgen. Al final, cada cual tiene su teoría.

¿Quiénes son?

Si esta pregunta tuviera una respuesta clara resolvería todas las demás. Álvaro Matud (estratega de comunicación política) explica que son grupos heterogéneos (desde antisistema hasta anticanon digital) unidos por la protesta. Existe un núcleo duro de gente comprometida con los grupos base y luego hay miles de visitantes que van a verlos, y quizás a mostrar también su «indignación». Daniel Ureña, consultor político, destaca el hecho de que no haya una cara visible, lo que permite que se unan muchos grupos variopintos con la protesta como denominador común.

¿Qué efecto tiene en la campaña electoral?

Matud cree que el movimiento ha despertado una campaña electoral muy plana y tranquila, lo que puede aumentar la participación. «Todo esto nos recuerda que hay que moverse, hacer algo para que las cosas cambien». El sociólogo Narciso Michavila sostiene que los «indignados» han cambiado el clima electoral, aunque no el voto, y puede animar a que la gente acuda a votar. Antonio Núñez, consultor de comunicación, ve pocos efectos a corto plazo, porque no tendrá tiempo de tomar la fuerza necesaria. Sí podría favorecer una abstención de protesta. Daniel Ureña opina que ha contribuido a crear más tensión y a situar el foco sobre las elecciones, lo que puede favorecer una actitud electoral de protesta.

¿El origen es de izquierda?

Aunque hay «un poco de todo», el origen sí está en la izquierda, porque «el votante conservador va a volcar su indignación en las urnas». «La derecha ya tenía su “enemigo”, que es Zapatero», explica Michavila, mientras que una parte de la izquierda, desencantada, se ha quedado huérfana. El consultor José Luis Sanchís cree que la mayoría son de izquierdas, «y el resto, de todo». Núñez destaca que hay asociaciones claramente de izquierdas, pero también muchos perfiles descontentos con la clase política.

¿A qué partido puede beneficiar más?

«No va a haber ningún partido que recoja los votos de los manifestantes, aunque el PSOE esté intentando capitalizarlo», sostiene Matud. Michavila sí cree que un hipotético aumento de la participación puede favorecer a quien tenía el voto «más perezoso», como es el PSOE.

¿Quién es el principal perjudicado?

Las teorías son dispares. Matud sostiene que la izquierda será la principal perjudicada, sobre todo IU, que ha sido incapaz de captar el voto de castigo procedente del PSOE. «Con Julio Anguita esto no habría pasado», asegura Michavila. Ureña opina que el PP tenía la campaña controlada, con todo a su favor, hasta las primeras protestas. Una distorsión de la campaña podría perjudicar al PP. Sanchís sí cree que el principal perjudicado será el PSOE, porque la «indignación» se dirige contra los grandes partidos, y la mayoría de los manifestantes no son votantes del PP.

¿Es un movimiento sostenido en internet?

Aquí los expertos lo tienen más claro. Aunque su origen pueda estar en las redes sociales, su efecto se ha amplificado por los medios de comunicación tradicionales, de los que se han retroalimentado.

¿Tiene futuro el movimiento?

«Es muy complicado que al final tenga éxito cuando no tiene un objetivo concreto y palpable. Quieren cambiar el mundo pero no saben cómo», dice Michavila. Antonio Núñez ve un efecto en las elecciones de marzo de 2012, si el movimiento se mantiene vivo, con un perjudicado claro, que sería el PSOE.

¿Se ha sobrevalorado?

El sociólogo Michavila señala que en toda España han podido manifestarse unas 60.000 personas, lo que no daría ni para elegir un concejal. Antonio Núñez defiende que no se puede infravalorar un movimiento que es una «oportunidad» para los partidos, con propuestas que los ciudadanos apoyan en su mayoría, como las que se refieren a listas abiertas en las elecciones, mayor transparencia en la política, limitación de mandatos y un impulso a las iniciativas populares.

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