El Vaticano vuelve a repetir que no se opone a la exhumación de Franco

En el Vaticano hay un cierto asombro por el modo en que se prolonga y se complica el traslado de los restos mortales debido al torbellino de intereses políticos, la resistencia de la familia y el comportamiento del prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera .

Como es habitual antes de cada ceremonia solemne, el pasado sábado, el Papa Francisco dedicó un rápido estrechón de manos a los jefes de cada una de las delegaciones oficiales que acudieron a la entrega de la birreta a trece nuevos cardenales, incluidos dos españoles, Miguel Ángel Ayuso Guixot y Cristóbal López Romero .

La delegación española estaba presidida por Carmen Calvo y, probablemente por ser la de mayor rango enviada a una ceremonia de este tipo por el gobierno Sánchez, el secretario de Estado se acercó a saludarla brevemente en la fila de jefes de delegaciones oficiales, pero sin abordar ningún tema de relieve y menos el de a exhumación, que se da por zanjado desde hace casi un año.

Precisamente porque la manipulación política del traslado por parte de diversos sectores lo hizo necesario, el secretario de Estado escribió a la vicepresidenta el pasado mes de febrero para «reiterar lo que señalé a Vuestra Excelencia durante nuestra reunión en el Vaticano el pasado 29 de octubre, es decir que la Iglesia no se opone a la exhumación de los restos mortales del general Franco , si la Autoridad competente así lo dispone».

Por lo que respecta a la parte eclesiástica, Parolin añadía que «a la comunidad benedictina de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos le fue recordado y se seguirá recordando su deber cívico de observar plenamente el ordenamiento y de respetar a las autoridades civiles».

A todas luces, el modo en que el prior lo entiende es distinto de casi todo el resto de las autoridades eclesiásticas interesadas, cuya actitud es muy similar a la del Vaticano. El arzobispado de Madrid, la conferencia episcopal española y la orden de los benedictinos coinciden en que se respete lo que digan las autoridades gubernamentales y judiciales.

El pasado mes de enero, a raíz de otro de los episodios, el entonces portavoz del Vaticano dejaba traslucir un cierto cansancio: «No tengo nada que añadir respecto a lo ya afirmado por la Santa Sede, o sea, que el asunto concierne a su familia, al Gobierno español y a la Iglesia local».

El Vaticano evita al máximo que le involucren en disputas políticas, sobre todo en períodos electorales, pues, haga lo que haga, su postura suele ser instrumentalizada, sin mayores ventajas para la población del país.