La Universidad de Málaga investiga la red de tesis plagiadas mientras los rectores se inhiben

«No teníamos conocimiento del caso», confirmaron fuentes oficiales de la UMA a este diario, las mismas que admitieron que de momento no se marcan plazos para resolver un nuevo escándalo de plagio en una tesis doctoral. La doctoranda Marco Villellas consiguió su título en 2014 con una tesis plagiada. Concretamente, copió sin citar 95 páginas de un libro que había escrito cuatro años antes su marido , Alfredo Rocafort , uno de los tres directores de una investigación que contó con un tribunal favorable para la ocasión. La calificación de la tesis, pese a las irregularidades, fue la máxima: sobresaliente cum laude.

Otro de los directores fue Francisco Javier Maqueda, involucrado junto a Rocafort en la trama de tesis plagiadas de la Camilo José Cela que, bajo el mando de Adolfo Sánchez Burón , exvicerrector de Investigación, facilitó que personalidades como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, o la exdirectora general de Educación Concertada de la Comunidad de Madrid, Concepción Canoyra, se doctoraran con trabajos que incluían plagios y que presentaban numerosas anomalías académicas.

A partir de ahora, la universidad malagueña abre un procedimiento de información reservada en el que intentará, pese a las evidencias denunciadas por este diario, esclarecer este caso. Las pesquisas, a falta de una denuncia concreta, han sido iniciadas de oficio por parte del centro universitario. Precisamente a la institución pertenecen la catedrática Francisca Parra y Vanessa Francisca Guzmán Parra, madre e hija, y nexo de la trama, que operaba habitualmente en la UCJC , con la UMA. La primera de ellas formó parte del tribunal que evaluó la tesis de Marco Villellas y la segunda fue, junto a Rocafort y Maqueda, una de las tres directoras de la investigación doctoral.

Cualquier decisión que tome la UMA sobre este caso seguirá los dictámenes de su «protocolo sobre ética académica». De nuevo cuño -se aprobó en 2018-, este documento especifica las líneas de actuación ante escenarios de corrupción o fraude académico. En el texto, esta universidad tipifica con la categoría de «práctica fraudulenta» el plagio de trabajos académicos, más si cabe cuando se copien «obras ajenas sin citar su procedencia o fuente empleada y presentarlos como de elaboración propia». Justo el caso de la doctora Marco Villellas.

No obstante, el reglamento se centra más en las medidas de prevención para evitar conductas irregulares que en las sanciones previstas cuando una investigación posterior a los hechos determine la existencia de irregularidades en tesis doctorales o cualquier otro tipo de investigaciones académicas. El protocolo faculta a los profesores a calificar como no apto o suspenso un trabajo académico, como una tesis doctoral, en el caso de que encuentren alguna práctica fraudulenta, como sería el plagio.

«Ante indicios de plagio o de falta de rigor al referenciar las menciones de autoría en la bibliografía empleada en la elaboración de la tesis doctoral, la persona que la dirija deberá comunicarlo al doctorando, a fin de que subsane los errores o actuaciones llevadas a cabo en el trabajo, de forma previa a su depósito. En el caso de detectar plagio en la fase de presentación de la tesis doctoral, el tribunal calificará el trabajo como No Apto», indica la norma de la UMA.

Sin embargo, al hablar de la revisión de actuaciones en supuestos de plagio, la universidad remite a la normativa general, lo que en este caso retrasaría cualquier tipo de decisión o sanción al respecto.