Ucronías. ¿Qué habría ocurrido sí...?
Tito Livio, en su monumental «Historia de Roma desde su fundación», se plantea esta pregunta: «¿Qué habría ocurrido si Alejandro Magno no hubiera muerto en Babilonia y se hubiese enfrentado al
Tito Livio, en su monumental «Historia de Roma desde su fundación», se plantea esta pregunta: «¿Qué habría ocurrido si Alejandro Magno no hubiera muerto en Babilonia y se hubiese enfrentado al naciente poder de Roma?». Corría el siglo I d. C. y el educador del ... futuro emperador Claudio, imaginando la posible derrota de Alejandro frente a las legiones romanas, escribió la primera ucronía de la que tenemos noticia. ¿Qué es una ucronía? Según la Real Academia, es «la reconstrucción lógica, aplicada a la historia, dando por supuestos acontecimientos no sucedidos, pero que habrían podido suceder». Julián Díez, crítico literario y compilador de varios volúmenes de relatos de ciencia ficción -entre ellos «Franco. Una historia alternativa»-, la define como «una narración en la que el curso de los acontecimientos históricos se vio alterado para dar lugar a un mundo diferente al nuestro, si bien verosímil. El escritor de ucronías debe combinar su propia imaginación con una investigación equivalente a la de un autor de novela histórica». El término fue acuñado en 1857 por el filósofo positivista francés Charles Renouvier, que estableció un paralelismo con «utopía»: si la utopía es lo que ocurre «en ningún lugar», la ucronía es aquello que se desarrolla «en ningún tiempo».
Las especulaciones ucrónicas han sido desde siempre una tentación para historiadores y políticos, desde Arnold Toynbee -que teorizó sobre la supervivencia de un cristianismo de raíz celta durante la Edad Media- hasta Winston Churchill -que publicó un ensayo sobre un resultado inverso en la guerra civil americana-. Pero los grandes autores de literatura fantástica le han dado categoría de subgénero. Nombres como Keith Roberts, Ward Moore, Stephen Baxter, Kim Stanley Robinson y, sobre todo, Philip K. Dick, cuya obra maestra, «El hombre en el castillo», ganadora de un premio Hugo, sitúa la trama en Estados Unidos 15 años después de que las fuerzas del Eje derrotaran a los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Hitler queda incapacitado por sífilis cerebral, por lo que el canciller MartinBormann asume el mando. Los nazis crean su propio imperio colonial, causando genocidios masivos de judíos y negros. También inician la carrera espacial, desarrollan la bomba atómica y la de hidrógeno... y montan una guerra fría con Japón, la otra potencia.
Nuevos escenarios de guerra
«Los hoplitas de la primera fila se pusieron casi de costado para reducir su perfil, bajaron las sarisas hasta la horizontal y gritaron: ¡Aléxandros! (...) Los romanos lanzaron su grito de guerra, y su alarido no fue menos sonoro que el de los griegos: ¡Mars et Quirine! ¡Roma Victrix!». Javier Negrete ha recogido el guante de Tito Livio. En su libro «Alejandro Magno y las águilas de Roma» el más grande conquistador de la historia esquiva su destino y es salvado de la muerte por Néstor, un misterioso médico enviado por el Oráculo de Delfos. Tras casi dos décadas de campañas en Asia y Grecia, vuelve sus ojos hacia las riquezas de Occidente; en su camino sólo se interpone la mayor potencia militar de Italia. «Tito Livio piensa en la Roma que conoció, imperial, fuerte, y en un Alejandro llevado por el vicio tras enfrentarse a reyes persas refinados, pero la contienda habría estado más igualada entre los macedonios y los romanos en el año 317 a. C.», comenta Negrete.
El apasionado estudio del mundo clásico marca la obra de este escritor madrileño, autor de «Señores del Olimpo». «Los hechos son inventados, pero la ambientación es histórica. He manejado más de cien obras para documentarme. No planteo qué hubiera supuesto ese enfrentamiento para nuestro tiempo; me limito a hacer un relato en su contexto específico». Para Negrete, que prepara una novela histórica sobre las Guerras Médicas, el género fantástico «ha llegado a su madurez. La masa crítica de lectores es mayor gracias a los fenómenos de "El Señor de los Anillos" y "Harry Potter". Su función ha sido pedagógica al enganchar a los jóvenes a la lectura, pero ahora es necesario dar un paso más para llegar a todo tipo de público».
El imperio español vive
El libro de Negrete ha sido editado por Minotauro dentro de su colección Ucronía. La aparición de este tipo de relatos no es excepcional, y ya podríamos hablar de un fenómeno asociado a la ciencia ficción. «Roma eterna», de Robert Silverberg -ganador de cinco premios Nebula y otros tantos Hugo-, parte de la premisa de que el imperio romano nunca cayó y no hay poder sobre la faz de la Tierra capaz de resistir su acometida. «Pashazade», de Jon Courtenay Grimwood, sitúa la trama en el siglo XXI de un mundo en que Alemania ganó la Primera Guerra Mundial y pervive el imperio otomano. Los autores españoles también han encontrado en la ucronía una tierra de conquista. Eduardo Vaquerizo plantea en «Danza de tinieblas» esta hipótesis: Felipe II muere en la primavera de 1571 a causa de un accidente de caza y su hermano Juan de Austria regresa victorioso de la batalla de Lepanto para ocupar el trono. Así se forja una España distinta que en 1927 conserva sus territorios de ultramar, está enfrentada con Roma y aún acoge a moriscos y judíos. Y Rafael Marín, en «Elemental, querido Chaplin», reúne a Charles Chaplin con Sherlock Holmes -personaje que realmente «existió»- en una ficción policíaca donde aparecen Einstein, Oscar Wilde y Fu Manchú.
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