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Caso Villarejo: consecuencias políticas

Tensión interna en el Gobierno por la gestión de Delgado del caso con Villarejo

Las grabaciones no están judicializadas y forman parte del plan de presión del excomisario

El excomisario Villarejo acusado de cohecho y blanqueo de capitales, entre otros, en imagen de archivo EFE
Pablo Muñoz

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Las últimas grabaciones del caso Villarejo difundidas ayer por un portal web de muy reciente creación, moncloa.com, no están judicializadas en ninguna de las piezas abiertas en el sumario de la operación Tándem, al contrario de lo que sucedía, por ejemplo, con las cintas de Corinna Larsen . El que se trate de material ajeno a la causa demuestra, según todas las fuentes consultadas por ABC, que el excomisario encarcelado había dejado a buen recaudo material sensible para utilizarlo en el momento en el que considerase más adecuado para su estrategia de defensa. Mientras tanto, la perplejidad y las dudas en el Gobierno aumentan por cómo se ha gestionado la crisis desde el Ministerio de Justicia.

El material difundido no es comprometido por lo que se habló en el almuerzo del 23 de octubre de 2009, celebrado porque Villarejo había sido condecorado, sino por las discutibles explicaciones ofrecidas por la ministra de Justicia , Dolores Delgado, sobre su relación de aquella época con este preso. Para varias de las fuentes consultadas se trata de una advertencia al Poder Judicial en el sentido de que como no se solucione su situación procesal algunos de sus miembros más conocidos pueden encontrarse con la misma sorpresa que la exfiscal.

Relaciones con jueces

En este sentido son conocidas las relaciones del jefe de la trama Tándem con relevantes miembros de la Judicatura y la Fiscalía, tanto de la Audiencia Nacional como del Tribunal Supremo. Baltasar Garzón , también presente en la comida de la polémica, es sólo un ejemplo de esos contactos. Pero hay más, y muchos recuerdan que uno de los negocios en los que Villarejo tenía intereses era Schola Iuris , donde han dado clases relevantes magistrados y representantes del ministerio público.

También está constatado que el expolicía grababa todas y cada una de sus citas , sin importarle que sus interlocutores fueran amigos o no, compañeros o profesionales de cualquier tipo, y que almacenaba el material a la espera de poder utilízalo de la mejor forma para sus intereses. «Ahora más de uno se lleva las manos a la cabeza, porque no podían imaginar que este hombre fuera capaz de hacer algo así, incluso con sus más allegados».

En el Gobierno la situación se vive entre la citada perplejidad y el temor a que pueda difundirse nuevo material sensible que ponga aún más en cuestión la figura de la ministra de Justicia. Las fuentes consultadas por ABC llaman la atención sobre la familiaridad de trato entre los comensales -además de los ya citados, los también comisarios principales Enrique García Castaño y Gabriel Fuentes, y el director Adjunto Operativo de la época, ya jubilado-, lo que resulta extraño si, como sostiene Delgado, sus contactos con ese policía fueron puntuales. Es más; compañeros de los mandos citados aseguran que la relación era mucho más estrecha .

En el Ejecutivo de Pedro Sánchez, como se sabe, hay dos ministros que proceden de la Audiencia Nacional: la de Justicia, y Fernando Grande-Marlaska , titular de Interior. La relación actual entre ambos sólo se puede explicar por su etapa en ese órgano jurisdiccional, donde al principio tuvieron una relación cordial, que posteriormente se enfrió algo coincidiendo con el acercamiento de Delgado a Baltasar Garzón. «Ahora la relación entre los ministros no es mala», sostienen desde Interior y corroboran en La Moncloa.

Desde su llegada al Gobierno Grande-Marlaska apenas se ha referido en público al caso Villarejo, y ayer no quiso mantener contacto alguno con los medios en los actos de la festividad de La Merced , patrona de Instituciones Penitenciarias. Sin embargo, según fuentes de la máxima solvencia consultadas por ABC, poco después de llegar a su despacho lanzó mensajes privados muy contundentes a alguno de los implicados en la investigación en el sentido de que tenían su apoyo incondicional para llegar hasta el final, «estuviese quien estuviese implicado en los hechos».

Ayer desde La Moncloa no se trasladaba un apoyo explícito a Delgado. Sí se defendía que, a su entender, las grabaciones demuestran el «carácter personal» de la cita. Se considera que el contenido desvelado no tiene «trascendencia judicial» y que no tendrá recorrido. Pero se muestran más dudas en lo que respecta a la trascendencia política del caso para el futuro de la ministra.

Situación incómoda

Para Interior, obviamente, que la ministra de Justicia haya sido relacionada con el caso Tándem es especialmente incómodo. Incluso hay quien sostiene, sin pruebas, que las filtraciones están dirigidas desde esa Casa, lo que es radicalmente desmentido por el departamento de Marlaska. «No es así, pero es que además sería absurdo, porque una nueva dimisión en el Gobierno causaría una inestabilidad de consecuencias imprevisibles para todos», añaden. «Y nadie se tira piedras contra su tejado».

En el Ejecutivo hay una tercera persona, además de Fernando Grande-Marlaska, que procede la Judicatura: se trata de la ministra de Defensa, Margarita Robles , que desde antiguo mantiene una mala relación con Baltasar Garzón . Robles, de quien depende el CNI, es señalada también por algunos como una de las ministras que no tienen la mejor relación con la titular de Justicia.

En lo que coinciden todas las fuentes consultadas, incluso las que tienen buena relación con la ministra, es en que la situación de Dolores Delgado es prácticamente insostenible . «Va a estar a merced de este caso, de que pueda salir algún nuevo dato o no, de que alguien la intente implicar con razón o sin ella. Si hay movimientos que se puedan interpretar como favorables a Villarejo, malo; y si es al contrario, no será mucho mejor para ella. Es una situación diabólica».

Mientras tanto, el caso avanza. Las fuentes consultadas no son capaces de adivinar hasta dónde pueden llegar las investigaciones, sobre todo porque aún queda por analizar la mayor parte de la documentación intervenida al excomisario. De momento queda una pieza secreta, y la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional aún se tiene que pronunciar sobre si como pretende el instructor se archivan otras.

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