ERC recriminó a Podemos su tibieza con Putin y se negó a firmar un manifiesto

No fue la secretaria general del partido, Ione Belarra , la primera en reaccionar, y tampoco sus portavoces; quien marcó el paso —sorpresa para nadie— fue Pablo Iglesias , en Twitter, con duras críticas a la decisión del Ministerio de Defensa de adelantar el envío de efectivos militares para contribuir en una misión de la Alianza Atlántica en el mar Negro.

Podemos plasmó su rechazo en un manifiesto contra su propio Gobierno, donde criticó el envío de la fragata 'Blas de Lezo' . Lo firmó junto a siete aliados el día 21 en el Congreso. Y fue precisamente la falta de contundencia contra las amenazas de Putin sobre Ucrania lo que hizo que ERC rechazase participar. «Consideramos que el comunicado unitario no era suficientemente crítico con las amenazas expansionistas rusas», explicaron a ABC fuentes del partido.

Si bien ERC comparte con Podemos su malestar con el envío de militares al terreno, sí que lamentan que les propusieron unas correcciones para dejar por escrito su rechazo a los «ataques» y «coacciones» de Rusia que no fueron aceptadas por los morados. Así, ERC terminó redactando un comunicado propio donde se mostraban nítidamente en contra de la «política de Putin de coaccionar con amenazas militares y ataques híbridos a la soberanía de Ucrania», al que consideran «un Estado soberano con todo derecho a decidir qué alianzas estratégicas quiere priorizar».

Estas líneas chocan con las declaraciones de la responsable de la Secretaría de Internacional de Podemos, Idoia Villanueva , que esa misma semana defendía «no apoyar una extensión de la OTAN a Ucrania y Europa del Este, defender los acuerdos, garantizar la paz y los DD.HH.», así como apostar por «la autonomía estratégica» de la Unión Europea «para defender sus propios intereses y no los de EE.UU.».

Según un comunicado que Podemos colgó en su web, las tensiones entre EE.UU. y Rusia «no pueden trasladarse dentro de la Unión Europea porque saldríamos perdiendo», porque compartimos «suministros energéticos, relaciones comerciales y una larga historia de relaciones políticas, económicas y culturales». Además, añadían: «Hablar de la OTAN es hablar de la Guerra Fría».

Esta semana, en un acto de precampaña en Valladolid, Iglesias hacía alusiones a la dependencia que tiene Europa del gas ruso , un argumento del partido para sostener ese distanciamiento de la OTAN y EE.UU., y de este conflicto con Rusia. «La geopolítica va de intereses de estados y, eventualmente, de empresas vinculadas a esos estados», explicaba el exvicepresidente; «la OTAN es una alianza militar para proteger los intereses de EE.UU.. ¿Qué tenemos que ganar los europeos con la ampliación de la OTAN hacia Ucrania? ¿Eso quiere decir que hay que ser prorruso? Ni prorruso ni proEE.UU., pro paz», zanjaba.

El primer mensaje de Iglesias en Twitter ya estaba orientado a apuntar a los intereses comerciales que tiene Europa como principal importador de gas ruso. «A Europa, por razones económicas y geoestratégicas, le conviene rebajar la tensión entre EE.UU. y Rusia. El furor pro-USA acabó con Aznar y hoy sería una gran torpeza de la parte socialista del Gobierno enfrentarse a todos sus socios y montar el 'partido de la guerra' con el PP».

Enrique Santiago , secretario de Estado para la Agenda 2030 y líder del PCE, también iba en esa línea: «Empujar la OTAN hasta Rusia es un grave error para Europa, amenaza la paz y es estratégicamente torpe: subirán el gas, el petróleo, la inflación...».

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz , tardó casi dos semanas en valorar este asunto, que vuelve a dividir a la coalición de Gobierno dadas las críticas de Podemos a la titular de Defensa, Margarita Robles. « La última palabra la tiene el presidente», dijo Díaz el jueves.

Ayer la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra , a la sazón líder de Podemos, abundó en estas tesis y le envío al ministro Albares una carta para impulsar lo que llama «agenda de paz». Plantea al titular de Exteriores la retirada «mutuamente acordada» de las tropas españolas movilizadas. Una serie de medidas que en ningún caso le competen a su departamento.