La presión de la OTAN y EE.UU. obligó al Gobierno español a cancelar la escala rusa en Ceuta

La renuncia de la Marina rusa se produce tras la información de ABC el martes donde se daba cuenta de la existencia de esa escala en Ceuta y la posterior reacción desfavorable de la OTAN y algunos gobiernos como el Reino Unido por el destino final de la agrupación naval rusa: la base naval rusa de Tartús, en Siria.

Tras esa reacción internacional, España revisó la escala prevista desde septiembre -el buque que tenía permiso era un petrolero-y pidió al Gobierno ruso una renuncia «que ha sido entendida por Moscú» . Por su parte, tras conocer esa escala en Ceuta, el Gobierno estadounidense también informó al español sobre el posible destino de la flota rusa, con rumbo a Siria.

Esta última cuestión fue esgrimida ayer por la Oficina de Información Diplomática española para explicar la cancelación: «Ante las informaciones aparecidas sobre la posibilidad de que estos buques participaran en labores de apoyo a acciones bélicas sobre la ciudad siria de Alepo , el Ministerio de Asuntos Exteriores solicitó a la Embajada de la Federacion de Rusia en Madrid aclaración sobre estas informaciones».

Un portavoz de la Embajada rusa confirmó ayer a ABC la cancelación y afirmó que las escalas de buques de su Armada en Ceuta (más de 50 desde 2011) es «un tema bastante rutinario ya que todas se realizan en plena consonancia con el derecho internacional y con las exigencias de la parte española, con la cual coordinamos todos los temas concretos».

En la explicación ofrecida por el Ministerio de Exteriores se hace hincapié, otra vez, en la situación en Siria: «El Gobierno de España sigue con extraordinaria preocupacion los bombardeos sobre Alepo y la tragedia humanitaria que se esta viviendo. España ha solicitado en numerosas ocasiones un alto el fuego para proceder a canalizar la indispensable ayuda humanitaria. España se ha sumado a las peticiones en este sentido del secretario general de Naciones Unidas y de su representante especial para Siria».

El portaaviones ruso Almirante Kuznetsov zarpó el 15 de octubre de su base en Severomorsk . Primero realizó ejercicios de tres días de duración en el mar del Norte, a 273 kilómetros de distancia de la costa noruega. Más tarde, el 20 de octubre, cruzó el Canal de la Mancha mientras que el día 24 entró en zona de Portugal. Eso sí, siempre en escrupulosas aguas internacionales, como fija el derecho internacional.

Durante su travesía desde la zona sur de Galicia hasta su entrada en el Mediterráneo -que ya se ha producido-, la agrupación naval rusa ha sido vigilada por agrupaciones navales de la OTAN en las que han participado dos buques españoles , la fragata Almirante Juan de Borbón y el buque logístico Cantabria. Asimismo, los patrulleros Atalaya y Cazadora han participado en la misión de vigilancia marítima.

Entre los buques que ayer se internaron en el Mediterráneo junto al portaaviones Almirante Kuznetsov se encuentran el crucero Piotr Veliki o la fragata antisubmarina Severomorsk.