El presidente se aferra a la reforma laboral para evitar las elecciones

Aunque desde hace fechas sus colaboradores ya señalaban que sería un viaje «austero», de apenas 24 horas, al presidente del Gobierno le ha parecido excesivo el coste de imagen que le supondría un acto de este tipo en un momento de fuerte debilidad política y tremenda soledad parlamentaria.

Zapatero es consciente de que sólo ha sacado adelante la convalidación del decretazo por un voto y en medio de un clima político de moción de censura encubierta por parte de todos los partidos, excepto PSOE, CC y UPN. Fuentes socialistas consultadas por ABC intentaron restar importancia a la extrema dureza del discurso de CiU e insistieron en atribuirlo al clima preelectoral en Cataluña. Pero lo cierto es que este «no» de los nacionalistas catalanes y vascos puede llegar a tumbar los Presupuestos de 2011.

Eso sería la puntilla para el Ejecutivo porque obligaría a Zapatero a adelantar elecciones, ya que una prórroga presupuestaria es poco recomendable en plena crisis.

Además de estas consideraciones políticas, hay también una razón práctica detrás de la cancelación del viaje a Río de Janeiro, según fuentes gubernamentales: la dificultad de empresarios y sindicatos para llegar a un acuerdo de reforma laboral antes del lunes había convertido en un sinsentido ese desplazamiento de un día.

Zapatero, un habitual del teléfono móvil, sabía de antemano que va a tener que estar muchas horas colgado del teléfono este jueves, viernes y sábado para «mediar». Y estar a 8.200 kilómetros de España no era lo más recomendable. Cree que todavía hay margen para el «pacto». Si no, el Consejo de Ministros aprobará una reforma por decreto el viernes 4 de junio. Otro decretazo. Un escenario del que viene huyendo desde hace dos años para que las centrales no le convoquen una huelga general, que ya podría terminar de convencerle de que está completamente solo y que las elecciones son la única salida.

En lugar del presidente del Gobierno, al III Foro de la Alianza de Civilizaciones acude en solitario por parte española el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Lo cierto es que la niña bonita de la política exterior del Ejecutivo socialista parece condenada por una maldición porque el II Foro, celebrado en Turquía en abril del año pasado, coincidió con el cambio de gobierno que supuso la entrada de Chaves y Blanco en el Ejecutivo.