Malestar con Pedro Sánchez por intentar montar un Gobierno mientras el Rey está en Cuba

De hecho, fuentes de las negociaciones entre PSOE y Podemos intentaron ayer marcar unos plazos que competen al Rey, que se encuentra a ocho mil kilómetros de distancia. Estas fuentes filtraron unas fechas para la puesta en marcha del mecanismo constitucional que permite elegir al presidente del Gobierno, usurpando una decisión que, según la Constitución, corresponde únicamente al Rey.

Estos hechos, que podrían interpretarse como una nueva muestra de deslealtad y falta de respeto institucional por parte del PSOE , se suman a la decisión del Gobierno en funciones de Pedro Sánchez de programar una visita de Estado de los Reyes a Cuba en los días posteriores a las elecciones generales.

A nadie se le escapa que la presencia del Rey a ocho mil kilómetros de distancia en estos momentos de inestabilidad política y que su destino sea precisamente Cuba —una dictadura— podría afectar negativamente a la imagen del Rey, a pesar de que su valoración sea muy superior a la de todos los políticos.

En estas circunstancias que no tienen precedente en la democracia y que ocasionan malestar en sectores de la opinión pública, Don Felipe continuó ayer su visita de Estado a Cuba, donde expresó su «total apoyo» a los empresarios españoles afincados en la isla , muchos de ellos afectados o amenazados por la ley Helms-Burton.

El Rey mantuvo un almuerzo de trabajo con una veintena de ellos, entre los que se encontraban los representantes de Meliá, Iberia, Iberostar, Banco de Sabadell, la constructura Vima y Aena, así como los presidentes de la CEOE, Antonio Garamendi; de la Cámara de Comercio de España, José Luis Bonet, y de la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, Sulio Fontecha.

El almuerzo se celebró en la nueva residencia del embajador de España en Cuba, aún sin estrenar, pero poco antes de la comida, el Rey dedicó a los empresarios unas palabras de apoyo en el primer discurso que pronunció en público en la isla .

Fue durante la recepción que ofreció, junto a Doña Letizia, a más de mil españoles y descendientes de españoles residentes en la isla. Ante todos ellos, el Rey transmitió un mensaje de «total apoyo» a los empresarios que luchan, dijo, «por sacar adelante» sus empresas y negocios «en condiciones no siempre fáciles».

Don Felipe añadió que «España es el principal socio comercial de Cuba en la UE , llegando a exportar la mitad de lo que exportan la totalidad de sus Estados miembros, y es el principal inversor turístico en la isla». De hecho, agregó, «más de 70 hoteles españoles se han implantado en Cuba, y todo ello lo han logrado la empresa española y sus empresarios en unas condiciones muchas veces adversas».

En la recepción, celebrada en el Teatro Alicia Alonso, que en su día albergó el Centro Gallego, el Rey añadió que «nada de lo que ocurra en Cuba es ajeno a España y nada de lo que ocurra en España es ajeno a Cuba». «Vosotros, españoles, y también cubanos, sois la viva expresión de lo mucho que une a nuestros pueblos», afirmó. Tras subrayar el «especial vínculo de hermandad» que une a España y Cuba, el Rey anunció que hoy rendirá «un sentido homenaje a quienes dieron aquí su vida por España en 1898, defendiendo los valores por los que lucharon y en los que creyeron».

Por la tarde (de noche en España), los Reyes tenían previsto asistir a la presentación de un libro de Javier Mariscal sobre los 500 años de la fundación de La Habana y reunirse con diversas figuras de la sociedad civil, antes de ofrecer la cena de devolución a las autoridades cubanas en el Palacio de los Capitanes Generales. En esa cena (de madrugada en España) estaba previsto que Don Felipe pronunciara el discurso más importante del viaje.

Ayer los Reyes también celebraron el 500 aniversario de la fundación de La Habana con un paseo por el centro colonial acompañados por el historiador de la ciudad, Eusebio Leal , que acaba de recibir la Gran Cruz de Carlos III. Don Felipe, con una guayabera blanca, y Doña Letizia con un vestido del mismo color dieron un paseo oficial por el centro histórico.

Al Rey se le cedió el bastón de mando de la ciudad, como gesto de respeto y de hospitalidad, y se le entregó la máxima condecoración de La Habana, la Giraldilla. y les acompañó en el recorrido. Los Reyes regalaron a la ciudad un valioso obsequio: un repostero con el escudo de La Habana encargado para la ocasión a la Real Fábrica de Tapices y que ellos mismos llevaron a Cuba en su avión.