Félix Bolaños asume el poder tradicional de los vicepresidentes más importantes de la democracia

La Ley de Memoria Democrática está terminada y con los informes preceptivos listos ; tan finalizada que incluso en un momento se intentó que se aprobara a finales de junio. Este proyecto es el último trabajo de Calvo al frente de su exdepartamento: Presidencia del Gobierno, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, que recae ahora sobre Bolaños.

La decisión que ha tomado el nuevo titular es retrasar su aprobación. No obstante, será puntual porque en el equipo de Bolaños aseguran que se aprobará en alguno de los Consejos de Ministros de las próximas semanas, esto es, antes del parón estival.

El cambio en el Consejo de Ministros va a alterar sin remedio el calendario de la ley a pesar de que el Gobierno de coalición le conceda mucha importancia. Bolaños, que entre sus nuevas funciones asume el área de Memoria Democrática, quiere tomarse unos días para poder revisar el contenido. Aunque no le es ajeno.

El nuevo ministro de Presidencia ha trabajado junto a Calvo en muchos asuntos relacionados con la memoria histórica. De hecho, tuvo un papel activo y determinante en las gestiones para la exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, en San Lorenzo de El Escorial, así como para el traslado de sus restos hasta el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo.

Bolaños fue precisamente el negociador discreto del Gobierno con la familia Franco . Se citó con ellos fuera y dentro del Palacio de la Moncloa para gestionar todo el proceso que se materializó en octubre de 2019. El ministro de Presidencia tiene ahora por delante aplicar la Ley de Memoria Democrática y continuar con las exhumaciones en las criptas del Valle de los Caídos. Pero Bolaños es mucho más que eso. También fue el encargado de redactar y trabajar a fondo en la parte jurídica del decreto del estado de alarma y quien ayudó a Sánchez a dibujar el primer Gobierno de coalición de la democracia donde Unidas Podemos estuviera representado pero controlado.

Ayer recogió la cartera diciendo que era «un honor». Y, aunque bromeó apostillando que a veces se alegró de no ser ministro, dada la crisis sanitaria del coronavirus u otros asuntos polémicos, también señaló que asume la petición de Sánchez porque hay «cosas que ni se puede pedir ni se pueden rechazar» . Bolaños dedicó además algunas palabras a la exvicepresidenta primera: agradeció su labor y le expresó su «admiración, respeto cariño y amistad».

Sánchez confía plenamente en Bolaños y el poder que asumirá a partir de ahora lo evidencia. El nuevo ministro de Presidencia tiene una deteriorada relación con quien se decía el poder en la sombra, Iván Redondo , exjefe de gabinete de Sánchez, que junto a José Luis Ábalos , exministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y Calvo, abandona el Gobierno. Un movimiento con el que Sánchez quiere demostrar que hasta sus más leales pueden ser relevados.

Precisamente la frase de que ser ministro es algo que no debe pedirse ni rechazarse es perfectamente interpretable como un aguijón a Redondo , dado que fuentes de La Moncloa han asegurado que le llegó a reclamar al presidente un ministerio.

A pesar de no contar con la vicepresidencia primera que tenía Calvo, ya que esta recae en Nadia Calviño , Bolaños tendrá de facto el mismo poder que tenía ella. O más, porque también asumirá parte de lo que hacía Redondo. Entre las competencias de Calvo estaba también la de Relaciones con las Cortes (Congreso de los Diputados y Senado). Y otra muy importante para el PSOE y para la gestión de la coalición con Unidas Podemos, ya que Bolaños presidirá la presidencia de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretario s , que por ley recae en el titular del Ministerio de Presidencia al no ser encomendada esta tarea a ninguna de las vicepresidencias.

Al margen de este cambio en el calendario, el Gobierno renovado de Pedro Sánchez debuta hoy con la aprobación de Perte del coche eléctrico y conectado que presentó. El Ejecutivo prevé aprobar hoy en el Consejo de Ministros el denominado Perte VEC, cuyas primeras pinceladas avanzó el presidente del Gobierno en un acto en el Palacio de La Moncloa con presencia de representantes del sector de la automoción, las nuevas tecnologías y la energía.

El proyecto, según explicó Sánchez, supondrá una inyección pública de 4.295 millones de euros, financiados principalmente mediante el mecanismo europeo ‘Next Generation’. Las cantidades se destinarán a actuaciones en toda la cadena de valor de la automoción, desde la investigación, el desarrollo, en ensamblaje o la fabricación de baterías, además de la extracción de las materias necesarias, con el objetivo de convertir a España en un ‘hub’ europeo de electromovilidad, según informa Unai Mezcua.