La izquierda no pasará
Si la izquierda no derribó a Isabel Díaz Ayuso quiere decir que la candidata del PP está aún más cerca de su objetivo: gobernar. En la oposición, Mónica García fue la clara vencedora, pero no para hoy, sino para mañana: liderar la izquierda madrileña dentro de dos años. Si las encuestas se confirman, será difícil que Gabilondo e Iglesias permanezcan en la fría oposición
La candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, observa a Ángel Gabilondo durante una de sus intervenciones
En política, y más en campaña, ganar es no perder, sobre todo si eres el rival a batir. El debate electoral del 4M no dejó un vencedor a la vieja usanza, pero resulta obvio que si ayer la izquierda no derribó a Isabel Díaz Ayuso ... quiere decir que la candidata del PP está aún más cerca de su objetivo: gobernar en Madrid. Pero, ¿qué pasó al otro lado?
La izquierda desperdició ayer su gran oportunidad, la mayor de la campaña, y lo hizo a pesar de que es histórico en España que las izquierdas comparezcan divididas y no se despellejen ante la mitad atónita de la derecha. Eso fue un éxito de los tres candidatos zurdos, probablemente el único, pero resultó del todo insuficiente.
De los tres, Mónica García fue la clara vencedora, pero no para hoy, sino para mañana: liderar la izquierda madrileña dentro de dos años. Si las encuestas se confirman, y Ayuso gobierna, será difícil que Gabilondo e Iglesias permanezcan en la fría oposición. En cambio, el discurso de la candidata de Más Madrid sigue ganando consistencia en los parámetros que hoy mueven a la minoría de izquierdas: defensa cerril de la sanidad pública, los impuestos como bálsamo de fierabrás y la identificación convincente de que el origen de todos los males tiene un nombre: Isabel Díaz Ayuso. La ciudadana García es lo más antiayuso que compareció ayer en plató, porque Pablo Iglesias no resulta creíble y Gabilondo sólo impulsa el zapeo. Esta campaña le ha regalado a García algo impagable en política: la popularidad, el índice de conocimiento, que te pongan cara y reconozcan tu mensaje. ¿Cuántos madrileños la conocían hace sólo un mes? Hoy, la inmensa mayoría.
En cambio, Pablo Iglesias utilizó una estrategia solo creíble para los votantes sin memoria a corto plazo: obvió constantemente que hace un año él se autoproclamó en La Moncloa responsable de las residencias de mayores, y es difícil sostener que Madrid ha sido un desastre sin hacer la mínima autocrítica sobre la gestión del Gobierno de España. Lo que luego sucedió en las residencias es lo más duro de esta crisis, y probablemente la muestra más cruenta de que no estábamos preparados. ¿Dónde estuvo el vicepresidente social? En la propaganda y eso el espectador lo sabe.
Gabilondo estuvo bien cuando frenó las ansias impositivas de Iglesias —«en este momento, no»—, pero su propuesta tiene un problema de origen y es la estrategia errática del Partido Socialista. En quince días ha pasado de «con este Iglesias no» a «Pablo, tenemos doce días». Ganar las elecciones contra tu partido no se le puede pedir a un candidato, pero al sanchismo estas elecciones le han cogido con los deberes sin hacer en Madrid y Gabilondo va a pagar el pato. Él lo ha aceptado.
Dicen los malhablados que las estadísticas son como los culos: todos tenemos uno. Eso le pasó ayer a la izquierda en el debate: demasiados datos desordenados, y confrontados fácilmente por unas cifras que Ayuso se sabe de memoria. Cuando los datos son muchos el espectador debe hacer un acto de fe, pero la fe sólo mueve a los convencidos, y ayer el debate iba de seducir a los indecisos, que son legión y los únicos capaces de cambiar las tendencias demoscópicas que sitúan a Madrid como el principal modelo alternativo al sanchismo.
Umberto Eco apuntó que el exceso de información genera desinformación. El sabio lo dijo antes incluso de Internet, así que imagínense ahora. La izquierda madrileña debe hacérselo mirar y construir una alternativa que vaya más allá de negar a Ayuso y de apropiarse de la sanidad pública. Mientras tanto, la presidenta seguirá arrasando y la izquierda no pasará.