La Justicia francesa absuelve a Josu Ternera del delito de pertenencia a organización terrorista

La historia de sus crímenes, personales, y su participación en un ensangrentado rosario de atentados terroristas está documentada por una inmensa bibliografía, no solo periodística.

Desde su huida de España, a finales de los años 70 del siglo pasado, el dirigente etarra ha estado huido, detenido y puesto en libertad, provisional, en varias ocasiones, durante muchos años, para terminar viviendo en la clandestinidad, durante más de una década, hasta su detención el 16 de mayo de 2019, en Sallanches, en la Alta Saboya, en un parking público.

Liberado y de nuevo detenido, un año más tarde, el 1 de junio del 2020, el dirigente etarra se beneficia desde entonces de un estado de libertad en residencia bajo control policial, con brazalete electrónico, en una «residencia» parisina.

Catorce meses más tarde, el Tribunal de París decidió su absolución del delito de pertenencia a banda armada, entre 2011 y 2013. Ternera ya había sido condenado en otras ocasiones, por el mismo delitos, años anteriores.

A juicio de la presidenta del Tribunal de París, la fiscalía no presentó «elementos materiales» que probaran sus acusaciones. La sentencia del miércoles no pone fin, ni mucho menos, al caso más laberíntico y ensangrentado de la historia de la cooperación anti terrorista hispano francesa.

Jose Ternera todavía tiene pendiente otro juicio muy semejante, en Francia, acusado de pertenencia a la banda terrorista entre 2002 y 2005. A la espera de este nuevo proceso, el dirigente etarra continuará instalado en un apartamento parisino del distrito III, controlado por la policía y un brazalete electrónico.

En España, varios juzgados de la Audiencia Nacional reclaman a Ternera desde hace años, considerándolo culpable de numerosos delitos terroristas, que culminan con la acusación de «crímenes de lesa humanidad»