El Rey insta a «mantener el libre comercio» en la economía global

En el brindis, el Rey también destacó la «vocación de permanencia» de las alrededor de 300 empresas españolas que crean empleo en Argentina , y avanzó que desde España se sigue «con gran interés el proceso de transformación que vive la Argentina» para lograr un crecimiento económico y sostenido. «España reconoce y aplaude sus esfuerzos», afirmó el Rey.

Mauricio Macri, por su parte, animó a aprovechar «los afectos y la afinidad» para «encontrar juntos mayores oportunidades de progreso» «tras algunos cortocircuitos hace años», en alusión a los tiempos de Cristina Fernández de Kirchner .

Si el recibimiento de la mañana destacó por su solemnidad, la cena de gala no pudo ser más brillante. Macri y su esposa no pudieron ocultar su asombro ante la acogida que les brindaron los Reyes. «Tenemos un problema. Mi hija Antonia dice que se quiere quedar a vivir en El Pardo», bromeó ante la imponente mesa de 35 metros de largo a la que se sentaron a cenar junto a unos 120 invitados en el comedor de gala del Palacio.

Entre ellos, se encontraban las habituales autoridades del Estado y otras personas que se estrenaban en este tipo de cenas, cuya etiqueta es vestido largo para las señoras y frac para los señores. Entre los nuevos estaba la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena , que lució un vestido rojo «casi largo»; los presidentes de la gestora socialista, Javier Fernández , o el de Ciudadanos, Albert Rivera . Los de Podemos también estaban invitados, pero no quisieron asistir. Junto a ellos, estaban empresarios como Ana Patricia Botín y Pablo Isla , y deportistas como la paraolímpica Teresa Perales . Y, como el Rey quiere que en las cenas de Estado se ofrezca la mejor imagen de España, en este caso se encargó el menú al chef Óscar Velasco , del restaurante Santceloni, que tiene dos estrellas Michelin y que sirvió una sopa de champiñones, un lomo de bacalao al horno y una mousse de chocolate.

También la Reina acudió vestida al máximo nivel, con un traje lapiz de terciopelo azul y, sobre todo, con la espectacular tiara de flor de lis que perteneció a la Reina Victoria Eugenia . Mientras cenaban, la unidad de música de la Guardia Real interpretó una selección de piezas argentinas y españolas, como «Volver», de Gardel, «Alfonsina y el mar» y conocidos tangos.

Por la mañana, en el recibimiento oficial a Macri, los Reyes estrenaron la nueva ceremonia de bienvenida , que se ha traslado del Palacio de El Pardo al Patio de la Armería del Palacio Real. El presidente de Argentina y su esposa llegaron a la plaza en el Rolls Royce histórico, que lleva una Corona por matrícula, escoltados por todo un escuadrón a caballo, compuesto por batidores, banda de clarines y timbales, coraceros y lanceros.

En el patio de la Armería les aguardaban los Reyes, que estaban acompañados por todos los poderes del Estado: presidentes del Congreso, Ana Pastor ; del Senado, Pío García-Escudero , conde de Badarán; del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos ; del Tribunal Supremo y CGPJ, Carlos Lesmes , así como la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría ; el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis , y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes .

Con puntualidad británica, Macri y su esposa llegaron a la plaza de la Armería. Igual que Doña Letizia, Juliana Awada aprovecha su papel de Primera Dama para promocionar la moda de su país, y en este caso lucía un abrigo de cashmere rosa pálido con cuello de piel sintética -para evitar las críticas-. La esposa de Macri coincidió con la Reina en el peinado -ambas se recogieron el cabello en un moño, tanto por la mañana como por la noche- y en el tono claro de sus estilismo. Mientras se saludaron, estrechando la mano, sin besos, el reloj de Palacio, de una sola aguja, marcó las 10.30 horas, y empezaron a sonar los himnos, a la vez se disparaban las 21 salvas de ordenanza.

El Rey y el presidente de Argentina pasaron revista a las tropas y, tras el desfile, los Reyes y sus invitados pasaron al Palacio y, poco después, Macri abandonó el lugar para dirigirse al Congreso de los Diputados. De esta forma se estrenó la nueva ceremonia de bienvenida, que sustituirá a las que se celebraban en El Pardo. El cambio obedece a a una decisión personal del Rey, que ha querido dotar a esta ceremonia de una mayor solemnidad y brillantez, con el fin de transmitir la grandeza y el orgullo de lo que significa ser un gran país con una larga y sólida historia.

A primera hora de la tarde, los Reyes volvieron a recibir a Macri y a su esposa, esta vez en el Palacio de La Zarzuela, donde los dos dirigentes mantuvieron un encuentro, antes de compartir un almuerzo los cuatro, al que se sumaron los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. En ese almuerzo, los Reyes entregaron el collar de la Orden de Isabel la Católica a Macri y la gran cruz de esta misma orden a Awada. Y el presidente de Argentina entregó a los Reyes la máxima distinción de su país: el collar de la Orden del Libertador San Martín para Don Felipe, y la gran cruz para Doña Letizia. Condecoraciones que los cuatro lucieron anoche.