El «triple doble» de Rubalcaba: las claves de su debacle al frente del PSOE

En esa lista de los que han logrado tal proeza se ha colado el secretario general del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba , pero en lugar de anotar con la bola, lo ha hecho con papeletas electorales.

En menos de un año, el PSOE liderado por Rubalcaba se ha enfrentado en cinco ocasiones a los designios de las urnas, y en tres de ellos ha anotado dobles dígitos de caída de votos . En las generales del 20-N, en las que era candidato, perdió un 15,10 por ciento de votos con respecto a las de 2008; en Galicia, el PSOE perdió un 11,57 por ciento con respecto a 2009, y en el País Vasco, un 10,48 por ciento. Entre medias, unas elecciones en Andalucía en las que quedó a las puertas de otro doble dígito —su cosecha de votos fue un 8,8% menor que en 2008— y las asturianas, en las que perdió un 7,65% de los votos pese a celebrarse solo un año después de las anteriores.

Era un hombre poderoso, a quien las malas lenguas situaban como el verdadero artífice de las decisiones de los Gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, en los que ocupó el ministerio de Presidencia y las carteras de Educación e Interior. También era el miembro de aquel Gobierno mejor valorado por los ciudadanos en los barómetros del CIS , aunque en cada edición iba perdiendo puntos. Lejos queda el 5,32 que le otorgaron los ciudadanos en enero de 2011 del 3,80 que obtuvo en agosto de este 2012.

El 18 de junio fue proclamado oficialmente candidato a La Moncloa en un falso proceso de primarias , en el que el aparato forzó a Carme Chacón a no presentarse. El 8 de julio de 2011 anunció su deseo de dejar el Ejecutivo de Zapatero de forma inmediata para concentrarse en esa candidatura como cabeza de cartel del Partido Socialista (PSOE) a las próximas elecciones generales. El 11 de julio abandonó el Gobierno.

El 20 de noviembre, la candidatura encabezada por Rubalcaba sufrió una fuerte derrota. El PP logró la mayoría absoluta, con 186 diputados, y el PSOE se quedó con 110, el peor resultado de su historia en unas elecciones legislativas .

El candidato socialista —que por entonces seguía sin ser el número uno del partido— asumió la derrota, aseguró que el PSOE tenía un «proyecto sólido» y pidió la rápida convocatoria de un congreso, en el que se elegiría al nuevo líder del partido.

En febrero de 2012, el PSOE proclamó a Rubalcaba secretario general de los socialistas por la mínima (ganó por 22 apoyos de entre 956 delegados). Así, la profunda división interna de su propio partido, destrozado tras el desastre electoral del 20N, se hacía latente tras la pugna entre los partidarios del propio Rubalcaba y los de su oponente, la joven Carme Chacón. Tras el 38 Congreso socialista, las autonomías comenzaron a renovar sus cúpulas, lo que reveló que Chacón se había hecho fuerte en importantes feudos : en Andalucía o la Comunidad Valenciana vencieron candidatos que están con ella.

Llegó la nueva cita electoral, con un Rubalcaba «legitimado» ya por fin por su partido. Se trataba de las elecciones autonómicas en el inexpugnable bastión socialista: Andalucía. Pero tras 30 años ganando en territorio andaluz, el PP se hizo con más votos que el PSOE y sólo un pacto de Gobierno con IU permitió al PSOE aferrarse al poder.

Las elecciones del pasado domingo no han hecho más que acentuar lo que ya se veía venir casi desde el momento de su elección: la crisis de liderazgo en el seno del partido socialista . En Galicia, los socialistas han obtenido su peor resultado desde 1981, única ocasión en que, al igual que ahora, no alcanzaron los 300.000 votos. Y en el País Vasco, el resultado no ha sido mucho mejor. La derrota del PSOE en las dos regiones ha abierto un intenso debate interno para forzar un cambio radical en el partido. Un cambio que probablemente lo sea también de líder .

Desde que se convirtió en la cara visible del partido, no paran de «crecerle los enanos». Y la mayoría de ellos, en su propia formación política. Tras el desastre electoral del 21-O, María Antonia Trujillo , ex ministra de Vivienda, publicó en Twitter que esperaba que el líder socialista presentara su dimisión. El expresidente de la Junta de Castilla-La Mancha, José María Barreda , mantuvo que los socialistas no podían continuar en el fondo del pozo y añadió: «Quien tenga oídos para oír, que oiga». Incluso el portavoz de la Junta de Andalucía, al frente de la cual se encuentra José Antonio Griñán , apuntaba: «Que tome nota del mensaje tan clarito de las urnas».

Así las cosas, más que preguntarse qué le depara al líder socialista, la pregunta quizás sea: ¿Cuándo?